Mi cuaderno es también contenedor de historias. En él, además de escribir mis cosas, guardo pequeños tesoros que voy recogiendo de aquí y de allá. Ayer, por ejemplo, inserté una reproducción de una original señal de tráfico que me ha traido de Florencia mi compañero-jefe, Fernando. Allí, las calles se están llenando de peces-flecha de dirección obligatoria, o sierras que cortan el trazo de prohibido el paso, o la convierten en escultura, como en la imagen de arriba.
Mi cuaderno conserva también un recorte de la revista Babelia, un artículo escrito por Santiago Auserón, titulado «La deuda griega», que guardo como oro en paño desde 2011 y que comienza con una cita de Film Socialisme, obra maestra de otro de los gurús de mi particular recorrido vital, Jean-Luc Godard:
Es Occidente el que está en deuda con Grecia. El mundo tecnológico en el que vivimos se lo debe todo. ¿Quién inventó la lógica? Grecia podría reclamar millones de millones en concepto de derechos de autor y sería lógico dárselos.
Ahora que todo el mundo neoliberal está afilando cuchillos ante lo que puede venir en Grecia (y en España), acudir a la lógica del ser humano está reñido con la lógica del mercadeo. La idea de que no se puede hacer otra cosa, como si el fin de la Historia fuese la Historia misma, nos invade en todos los escenarios cotidianos.
Igual en política, lejos o cerca. Cuando escribo este texto, por ejemplo, están a punto de aprobarse los presupuestos del Ayuntamiento de Dos Hermanas, y seguro que, en algún momento, alguien del gobierno local dirá (tal vez el propio alcalde) que estos son los únicos presupuestos que se pueden hacer en nuestra ciudad, que es la única forma de administrar los dineros del pueblo, que… y así, la mismo lógica vulgar de las tertulias televisivas y radiofónicas, los míseros argumentos y la información falsa. Y, como dice Auserón, «El ciudadano común se ha convertido en protagonista de una tragedia exenta de heroísmo, asumiendo una desmesura que, aun repartida en pequeñas dosis, resulta difícil de tragar».