Las ratas meriendan marihuana

en una comisaría de Nueva Orleans y un enjambre de abejas invaden la pista de tenis de Indian Wells el día en que Antonio Luque repasa vida y milagros de sus compañeras y compañeros de comunión. Lo natural y lo sobrenatural se funden en el panel de votación de la ley de amnistía en el Congreso, ahora la distopía de dos meses en el Senado y luego Puigdemont en maletero del coche o en olor de multinacionales (las multitudes no, el tiempo pondrá cada cosa en su lugar) a deshojar la margarita donde ocupar su escaño. En ocasiones se puede deconstruir la sintaxis y el viernes se entiende igual, en el vagón de metro se anuncia Pablo de Olavide cuando llegamos a Prado de San Sebastián.

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Rendez-nous la lumiére, rendez-nous la beauté.

Nadie sin su papel.

Fin de semana de asambleas en La Campana (viernes), El Viso del Alcor (sábado) y Huévar (domingo). Entre medias, videoconferencias on the road, ratos de música y escapada al cine. De lo uno: tanto escuchar a Kortez ha dislocado los algoritmos de la app de música por streaming que me recomienda novedades. De lo otro: el retrato del lumpen finlandés en Kaurismaki es un alegato de la dignidad del proletariado. Fallen leaves está en pocos cines, pero se proyecta en infinidad de hogares; su sentido del humor quema igual que la escarcha: los ambientes sórdidos atraen, las conversaciones son cortas pero dicen largo, los rostros hieráticos de los personajes seducen, lo secundario interpela y reclama la atención (un cartel de ‘Prohibido fumar’, la comparación de una película de zombis con Banda aparte de Godard, la pareja caminando al final…).

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Las amistad visibles.

Por algún disloque mental piensas en manos frías cuando vas a buscar el regalo de tu amiga invisible, igual que pones a Henry Mancini para las tareas domésticas o tu duermevela se despacha con una canción de Silvio Rodríguez («iba matando canallas con su cañón de futuro»).

«Somos un atleta: para coger impulso hay que dar un paso atrás».

Diálogo antifa en Made in U.S.A., la película que Godard estrenó el año que nací y vi, según mi diario, hace justo 365 días: Él «No deberías tener miedo. El fascismo no pasará». Ella (Anna Karina) «Precisamente el fascismo tiene que pasar y pasará, como los barcos de vela, las minifaldas y el rock and roll. Tenemos años de lucha por delante. A menudo en nuestro interior». (Mientras veía la película, una taza de té con un mensaje en la etiqueta de papel que decía: «Lo único constante es el cambio»).