Desayuno terminando de ver The Square, otra grillada de Ruben Östlund sobre la swedish way of life, los prejuicios de la burguesía nórdica progre, los límites de la libertad de expresión y las contradicciones de la cultura woke. Abajo, pocas decenas de personas dan una vuelta a la plaza en manifestación; llevan camisetas blancas y el ambiente es festivo, pero no logro ver la pancarta, lo que pudieran reivindicar. Dudo que sea por el Día Sin Coche1, que el ayuntamiento celebra simbólicamente (pero celebra) peatonalizando 3 horas la Plaza de la Constitución y realizando alguna discreta actividad durante la Semana Europea de la Movilidad.
Sorteo la hora de la siesta escuchando los discos nuevos de Jamie XX (su Intro es la melodía de mi teléfono móvil desde hace 15 años) y de Caliza. La madrileña ha compuesto una tecnobanda sonora de El Gabinete del Doctor Caligari, que me recuerda a las sintonías de programas de televisión setentochenteros. Jamie XX lo de siempre: magnífico. También comienzo a leer el último número de Nuestra Bandera, dedicado al reto que tienen por delante los partidos comunistas en este momento de la historia en el que el descontento social no se está volcando en la crítica al capitalismo, sino en el reforzamiento del discurso de la ultraderecha.
Domingo de transición, spoken music con lecturas de atardecer, caer en la cuenta al llegar a casa de noche a una hora en que ayer era de día. En el grupo de dirección provincial comentamos que no cabe una cita más a la semana que empieza. (Es un decir, ambos casos, vivan los matices).