Una biblioteca (preciosa) que se llama Generación del 27 y al lado una plaza con un mosaico de textos e imágenes sobre bloques de cerámica; ambas -plaza y monumento- rotulados Abogados de Atocha.

A la inauguración asistimos Carmen Romero, Luis Escamilla, Fran Gª Parejo y un servidor. Además de nuestro alcalde, intervenciones breves y emotivas de Juan Manuel Valle Chacón, Cristina Almeida (abogada del bufete de Atocha), Alejandro Ruiz-Huerta (superviviente del atentado de Atocha) y José Luis Domínguez López (escultor del monumento). Recuerdos de aquella matanza de enero del 77, cuando un comando ultraderechista asesinó a tres abogados, un estudiante y un administrativo del bufete de la calle Atocha de Madrid, militantes del Partido Comunista de España y de Comisiones Obreras; cuatro integrantes más del despacho quedaron gravemente heridas, Alejandro entre ellas. Una contribución demasiado cara y dolorosa a la legalización del PCE y a la llegada de la democracia a nuestro país; un ejemplo de cómo, en plena semana negra, cien mil puños son capaces de gritar en silencio.

Tras la inauguración, dedicatorias en el libro de honor del ayuntamiento, colocado en la sala de literatura feminista de la biblioteca. Conversaciones con Cristina, locuacidad absoluta, rabo de lagartija; discreción absoluta de Alejandro, atento a todo.