Según un estudio que realizaron en 2021 José Luis Gutiérrez Molina e Irene Correa (se descarga aquí), el Bizco Amate fue detenido por los fascistas un día como hoy en 1938, por un supuesto delito de hurto; primero estuvo en la prisión de Sevilla y de allí lo llevaron campo de concentración de Los Remedios.

El Bizco Amate se llamaba Enrique Guillén Cascajosa y no era bizco, sino tuerto. Era un mendigo que solia cantar por los corrales de vecinos, tabernas y bares de Triana o San Bernardo, o en las plataformas de los tranvias, a cambio de algunas monedas, comida o bebida.

Sus fandangos solían tener letras contestatarias:

Pidiendo su libertad
un pajarillo me canta.
Pidiendo la libertad.
Cuando la jaula le abrí
tanta tristeza me vio
que no se quería ir.

Unos dicen que murió en 1948, otros aseguran que «falleció en 1946 cuando una crecida del Tamarguillo se llevó a la chabola que tenía levantada».

Según el estudio de Gutiérrez y Correa, el campo de concentración de Los Remedios se usó para mendigos y gentes de la ‘mala vida’, así como para perseguidos políticos y sindicales. Como ya he comentado en otra ocasión, hay dudas sobre la ubicación de este centro de trabajo esclavo, que José María García Márquez sitúa en lo que hoy sería la calle Virgen de Fátima, mientras que Victoria Fernández Luceño cree que ocupaba «los terrenos baldíos de la ciudad de Sevilla que se extendían entonces desde el fondo de Triana al Charco de la Pava».

Me lo cogen y me lo prenden
al que roba para sus niños
y al que roba muchos miles
no lo encuentran ni los duendes
ni tampoco los civiles.

La imagen de arriba pertenece a la portada de un libro de Eugenio Cobo, que solo se puede encontrar de segunda mano. La primera vez que escuché hablar del Bizco Amate fue -cómo no- al maestro Juan Morillo, quien me contó la anécdota del día en que al cantaor le dedicaron con «V» una glorieta de la Ronda del Tamarguillo, allá por los años del alcalde Monteseirín.

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