Dramatis Personae (por orden de aparición): Dominique A, Les negresses vertes, Paqui López, Ana Benítez, John Irving, Marcelo Lay, Lula da Silva, Madame Bovary, Susumu Yokota, Ryuichi Sakamoto, Francisco Sierra, Raymond Radiguet, Yann Coquart, Amélie Nothomb, Erik Satie, Paul Morand, Jean Cocteau, Igor Stravinski, Julien Cendres, Capitán Swing, Alejandro Sanz, Charlie Kaufman, Walter Benjamin, John Malkovich, Donald Trump, Jair Bolsonaro, Pablo Garrigós, Alva Noto, Iggy Pop, Nicholas Ray, Humphrey Bogart, Gloria Grahame, Emma Thompson, Jonathan Pryce, André Gide, Moby.
Domingo, 1 de enero.
El primer día del año me despierto a mediodía. Solo un café y música para leer y responder mensajes; la primera canción del 2023, por azar de una playlist à l’air de Dominique A, es ‘La valse’ de Les negresses vertes (1988). El almuerzo con los rescoldos de la cena de Nochevieja, que cada 365 noches (366 para el 2024) nos comprometemos a no exagerar en la próxima. Antes del anochecer, migas, nuevo café y tarta de chocolate en casa de Paqui y Ana, ginebra perfumada y tónica para poner fin a mis vacaciones con Omeprazol.
-Tú no te pareces a nadie, Billy; ése es tu problema.
Indulté la novela de John Irving cuando encontré la frase con la que recordar en el futuro que un día leí ‘Personas como yo’. A un tercio de sus 600 páginas… entretiene, pero no emociona, o viceversa (positividad).
Lunes, 2 de enero.
Uvas de Nochevieja por desayuno, sin pepitas, el sabor debió irse con ellas. Han vuelto las lluvias, mi hijo en el cine con amigos, Lula regresa a la Praça dos Três Poderes.
El momento de leer Madame Bovary será cuando tus esperanzas y deseos románticos se hayan estrellado y creas que tus relaciones futuras van a tener consecuencias decepcionantes, o incluso devastadoras.
John Irving, ‘Personas como yo’.
Martes, 3 de enero.
Termino ‘Personas como yo’. Me aseo por la mañana con una playlist titulada ‘Ambient Tokio’, cuya descripción, en inglés, es «Deep concentration with these outstanding Japanese ambient tracks» (algo así como «Concentración profunda con estas excepcionales pistas ambientales japonesas»). Solo conozco a Susumu Yokota y a Ryuichi Sakamoto (Ryuichi Sakamoto está omnipresente en las playlist de música japonesa; de hecho, su trayectoria tan versátil da para estar en casi en todas las playlist de casi todos los estilos).
Dos palabras prestadas por Francisco Sierra (leídas en su artículo mensual en ‘Mundo Obrero’): «Algoritarismo» y «Necropolítica». Pueden dar mucho juego.
Renovamos el abono del cercanías y aprovechamos, mi hijo y yo, para dar un paseo por el centro de Sevilla. Bullicio por todas partes: en el tren, en las escaleras del metro, en las tiendas, las calles y los bares… Las dos mayores colas, con diferencia, en la caja de la Casa del Libro y comprando lotería en ‘El Gato Negro’.
Miércoles, 4 de enero.
Según FundéuRAE, la palabra del año en 2022 fue(ron) «inteligencia artificial». En mi casa, por identitaria aclamación, ha sido «rehumilde». Su promotor, mi hijo, tiene 13 años y medio y aún se pone pijamas con dibujos de los Minions.
Veo el documental «‘El diablo en el cuerpo’ de Raymond Radiguet. Sensual y sin remordimientos» en ArteTV. Lo dirigió Yann Coquart el año pasado, transcurrido un siglo de la publicación de una novela que «provocó un gran escándalo al relatar la relación amorosa entre una mujer casada y un adolescente durante la Primera Guerra Mundial. Ese mismo año, el novelista murió a la edad de 20 años… y nació un mito».
Frases de la película:
«La tragedia no es justa ni injusta. Es la expresión del destino. El destino es algo que ocurre y contra lo que no podemos hacer nada.
Amélie Nothomb, escritora.
«Erik Satie describió las cenas de los sábados, en las que siempre se reunían los mismos: Paul Morand, Cocteau, a veces Stravinski… Imaginamos el carácter festivo de esas cenas. ‘Radiguet llegaba al umbral de la puerta, y se hacía un silencio sepulcral’, explica Satie».
Julien Cendres, escritor, biógrafo de Raymond Radiguet.
Jueves, 5 de enero.
Imagina que un buen día puedes contar lo que quieras de tu vida entera en una película, sin límites, lo real y lo imaginario, tus momentos cabales y tus locuras, viajar por tu pasado, presente, incluso lo que te falta por venir. Eso es lo que sentí anoche al finalizar ‘Synecdoche New York’, la grandísima película de Charlie Kaufman, capaz de dar luz propia, en dos horas, a aquella cita de Walter Benjamin que dice: «La vida entera de un individuo cabe en una de sus obras, en uno de sus hechos; en esa vida cabe toda una época, y en una época cabe el conjunto de la historia humana».
También he visto (hoy) ‘Anomalisa’, una película de animación stop-motion dirigida por Kaufman en 2016; no está mal, pero es mucho más ligera de equipaje. (P. D.: No quedarme con los nombres tiene sus ventajas; desconocer al guionista de ‘Cómo ser John Malkovich’ evita prejuicios).
He terminado la relectura de los últimos ensayos de ‘Neofascismo. La bestia neoliberal’. Hay alusiones temporales ya pretéritas (la obra es de 2019, con los presidentes Trump y Bolsonaro campeando por un planeta pre-covid) que en nada cambian lo mollar de su contenido y sus objetivos: es una obra repleta de visiones y reflexiones a las que volver permanentemente para grindear el fascismo sociológico de quienes, por mano del demonio, no son (o no han sido) capaces de resistir a la tentación de cruzar al otro lado y dejarse engañar en la frontera.
Viernes, 6 de enero.
Nada como la familia en una mañana de día de reyes, aun sin sorpresa premeditada de día de reyes.
Me impacta una foto (compruebo que de 2019) en la última revista de Médicos Sin Fronteras; se la muestro a mi hijo, sentado ante el escritorio de su habitación. El fotógrafo, Pablo Garrigós, explica que se trata de una niña de 12 años haciendo los deberes en el campo de desplazados de Katale, en la República Democrática del Congo. «En este país, donde miles de pueblos han sido violentados, he visto a decenas de personas plantar cara a la injusticia. Esta foto simboliza y representa la que para mí es una de las esencias de RDC: el compromiso por tener un futuro mejor para ti, tu familia y tu comunidad».
Sábado, 7 de enero.
Nada (sic) como un abrazo al despertar en una mañanita de niebla.
Iggy Pop se hace con el dudoso honor de inaugurar mi lista de canciones del 2023, con ‘Strung out Johnny’, relato de adicciones con moral de superviviente y teclados pospunk.
Sesión de tarde retro: Veo ‘En un lugar solitario’ (1950), dirigida por Nicholas Ray, con Humphrey Bogart y Gloria Grahame.
Y para el sábado noche, biopic:
Domingo, 8 de enero.
«Ha llegado el momento de pensar que oigo pasos por el corredor»: empiezo a leer ‘Los monederos falsos’, de André Gide. Empiezo a odiar (es un decir) a Moby, después de que Spotify me lo cuele por tres ocasiones. Empiezo a recoger los retales sueltos de mis cosas del trabajo para mi vuelta de mañana. Empiezo, en cierto sentido, el año, después de unas vacaciones conscientes.
Revisitando mi historia reciente, Google Fotos me recuerda una instantánea cañí que hice el 8 de enero de 2020 en la sede del SAT en Sevilla, que subí al blog cuando escribí «Ve apuntando en esa agenda nueva tan molona que te han traído los reyes magos: el domingo 26 asistiremos a la convocatoria de manifestación realizada por Marea Blanca en Sevilla, bajo el lema ‘La Salud es un Derecho, la Sanidad Pública no se vende’, que partirá a las 12 de la Avenida de la Constitución (frente al S.A.S.) y terminará en Las Setas». Quién nos iba a decir que aquellas reivindicaciones serían atropelladas, pocas semanas más tarde, por una pandemia universal.