Dramatis personae (por orden de aparición): Alberto Núñez Feijoo, Diógenes de Sinope, Juan Manuel Moreno Bonilla, Castor Mejías, Joy Division, El Columpio Asesino, Francisco Martínez, Radio Futura, Fran García Parejo, Depeche Mode, Vera Fauna, Kiko Veneno, AvéLoKcemos, Miguel Ángel Mendoza, Luis Escamilla, Felix Denk y Sven von Thülen, Robert Hood, Underground Resistence.
Lunes, 23 de enero.
En las noticias de la mañana, los titulares de referencia al PP se arriman más a lo que se escucha en mi coche antes del almuerzo, cargado de adolescentes del instituto, Tiktok y reguetón ultrahormonado, debate al calor de un fake sobre eliminación de cuentas de Instagram si no subes una historia con pantallazo en negro. Lo que no parece un bulo es lo que leo en ese medio de comunicación que-dicen-que-dicta-los-designios-de-Feijoo: la Junta de Andalucía acumula 1.445 millones en facturas en el cajón. El síndrome de Diógenes como explicación del superávit presupuestario del que presume Moreno Bonilla, algo que ni a ti ni a mí nos serviría para justificar una deuda.
Por la tarde, hasta que se esconde el sol, en Marismillas. Dice Castor, el alcalde, que allí las puestas de sol en verano son extraordinarias. Cada vez que estoy en esa especie de Habana chica del Bajo Guadalquivir me resulta inevitable, antes de salir para casa, transitar despacio por algunas de sus anchas calles y hacer fotos (torpes: de ninguna manera reflejan lo que estoy viendo, los detalles, la luz).
Martes, 24 de enero.
Me gustan las efemérides muy personales. Por ejemplo, esta: El primer show de Joy Division fue en el Pip’s, Mánchester, el 24 de enero de 1978. Existen porciones de mi vida que generaron emociones cuyo origen están en ese momento, y eso es bagaje, memoria, recorrido, algo ajeno a los algoritmos que me vienen recomendando world music en modo «canciones que te salvarán mañana».
Un año antes a esa fecha, el horror: la matanza de los abogados de Atocha perpetrada por los antecesores de quienes ya sabemos. «Hasta siempre en la libertad por la que disteis la vida». Hoy, 46 años más tarde, como cantan los de El Columpio Asesino «el nuevo fascismo lo vemos en color / y ahora sabes que una rata no es una ardilla».
Miércoles, 25 de enero.
Leo sobre la rotación del núcleo del planeta, parece que en standby desde que nació mi hijo (aquí falta un emoticono), mientras aprieto la taza de café bien caliente con las dos manos. Mi colección de fotos me retrotrae al mismo día de hoy, en 2017, imágenes tomadas desde lo alto del Castillo del Hierro y luego desde el interior de la fábrica de quesos ‘Verea Andaluza’, una preciosa mañana de visita a Fuentes de Andalucía, cogido del brazo de nuestro querido alcalde, Francisco Martínez. En la radio de la cafetería, ‘Escuela de calor’ en una emisora que se llama ‘Los40 classic’ («yo estaba allí», emoticono vintage).
El Sindicato Médico (que no es el mismo que convocó la huelga en atención primaria) desconvoca su huelga (prevista para el viernes) después de reunirse con el gobierno andaluz. Crónica de un acuerdo anunciado al margen del problema que confirma lo que ya sabíamos (luces, cámara y acción en una única toma), como ya sabíamos que muchos exdirigentes de ese sindicato son ahora cargos públicos de la Junta de Andalucía.
Videoconferencias por la tarde, cambiando de habitación para conciliar los espacios del hogar y aprovechar la estufa que calienta el dormitorio de mi hijo. Confirmado: en vez del fondo de estanterías Billy con libros y cedés, la próxima vez me conectaré delante de un póster de Minecraft. Con una idea añadida de Anders: ser libre significa ser siempre «extranjero».
Jueves, 26 de enero.
Las cosas de la política no son más complicadas que las demás, suponiendo que existan esas demás. Lo que complica cualquier cosa es la presencia del cerebro humano. Pero hete aquí que llegas a casa y tu hijo te prepara la cena por primera vez y All I ever wanted / All I ever needed / Is here in my arms.
Viernes, 27 de enero.
Primera hora de zafarrancho en la familia, cosas de hospitales (dedos cruzados). Camino del trabajo, en Radio 3, escucho a los sevillanos Vera Fauna, que presentan un disco titulado ‘Los Años Mejores’; todo un descubrimiento que me recuerda a los amigos de mi pueblo AvéLoKcemos, referencias a Kiko Veneno, psicodelia, obrerismo y un toque del Conde Duque de la Alameda.
Me escandaliza que el PSOE de Sevilla proponga al candidato de la confluencia de izquierdas en Sevilla. «Me escandaliza» es un oximoron intelectual, porque ya sabemos cómo se las gastan, que hay que ponerse pinza en nariz, que consejos vendo… (Conste que comparto amistad y vivas al rocanrol con la persona propuesta).
Sábado, 28 de enero.
Asisto a mi primera reunión del Comité Provincial del PCE, del que paso a formar parte por la comarca del Bajo Guadalquivir.
Escribo en Twitter (me asomo menos a esta red social, no por su nuevo emperador, sino por una cuestión estadística, a falta de tiempo hay que elegir) sobre la noticia económica de la semana: «¿Dónde estáis, economistas agoreros, derrotistas, sombríos, tristes, fatídicos, infaustos, atrabiliarios y funestos? ¿Dónde, políticos patriotas del capital, pronosticadores y profetas apocalípticos, sibilinos, pitonisos, brujos y hechiceros del mal?»
Domingo, 29 de enero.
Fin de semana atípico, pendiente de los mensajes en los grupos de la familia, todo bien pero ajustes de agenda, me pierdo la presentación de la candidatura de Miguel Ángel Mendoza en Badolatosa (estuvo Inma Nieto, bien acompañada), asisto a la del candidato Luis Escamilla, que encabezará la confluencia entre Progreso Andaluz e IU Brenes (ya gobernaron juntos en el mandato 2015-2019 y ahora han decidido unirse en una única lista electoral de izquierdas).
Dedico a la lectura los ratos libres y alguna hora arrebatada al sueño. El frío se extiende por la casa desde que se pone el sol, mi hijo comparte sus confidencias a media luz desde su cama hasta que le vence el sueño, mientras mi libro empareja Detroit con Berlín tras la caída del muro, techno a toda pastilla (de éxtasis), smileys y verano del amor.
«El mensaje de Undergroud Resistance (UR) invitaba a la lucha. Trataba de Detroit, nuestra ciudad, que debía lidiar con un indice de paro masivo, con la epidemia del crack, con la reagonomics, con las fábricas de coches que cerraban, con el miedo a perder el trabajo, con los problemas de los padres o madres que educaban solos a sus hijos. Pero también trataba de la esperanza de poder rebelarse contra todo eso y de afirmase. También contra la industria musical, contra el mundo de las grandes empresas que quieren robarte el alma. Nuestra actitud era de confrontación: no transigimos. No permitimos que nos controlen, sino que nosotros asumimos el control. Malcolm X meets Kraftwerk. (Robert Hood, Underground Resistence).
La agenda de la semana que empieza en un rato está a reventar; no sé cómo encajar todo lo que viene con lo que arrastro pendiente, pero me siento afortunado de ocupar un pequeño espacio en el esfuerzo colectivo de los próximos días, semanas, meses, mientras el cuerpo aguante y un poco más allá.