Deci-Delà.

Deci-Delà.

Mi hijo hace el último examen del año, de biología. El curso va bien, cruzo los dedos; es fan del jefe de estudios, que le dio matemáticas el año pasado y hoy trae churros a su clase. Anoche me preguntaste «¿Nathy Peluso o Taylor Swift?» y te respondí «Pet Shop Boys, siempre». Estas cosas de lo cotidiano sirven para abstraerse cuando ya no basta la metáfora liberadora de tirar la basura todas las noches.

Miércoles, desayuno rodeado de policías junto a la antigua cárcel de La Ranilla. Acudo con Silvia Martínez, Fran García Parejo y Carmen Romero a la rueda de prensa de Antonio Maíllo, Ismael Sánchez y un buen elenco de activistas de la memoria histórica. El corifeo argumental del alcalde de Sevilla pierde la máscara entre bambalinas y sale al escenario cambiando el guión, el público y la recaudación en taquilla (lo suyo es la reventa).

«Por si no había dejado claro el PP su política antimemoria cuando paralizó las exhumaciones, desvió dinero destinado a comenzar la exhumación de Monumento o suprimió la Oficina de Memoria. En la reunión de constitución del Consejo Municipal de Memoria ha comunicado que el edificio del Pabellón de Ingreso de la Antigua Prisión Provincial de la Ranilla, no sería exclusivo para el acordado Centro de Memoria, sino que se compartiría con ‘otras necesidades‘…»

Antonio Maillo @ismaelsc.bsky.social, Silvia Martínez, Ana Sánchez y la incombustible llama memorialista denuncian que el alcalde de Sevilla:?? Paraliza exhumaciones.?? Desvía dinero destinado a Monumento.?? Suprime la Oficina de Memoria.?? Da marcha atrás sobre La Ranilla.

Manolo Lay (@manololay.bsky.social) 2024-12-18T13:35:00.217Z

Mientras los alcaldes del PP votaban divididos en Aljarafesa, Fran García subía a Instagram un zarpazo a los negacionistas de lo público (esta vez a cuenta de las tasas de basura) y nuestro Juanma Valle estaba en el Congreso de los Diputados registrando una Proposición No de Ley del Grupo Sumar para reclamar la conexión ferroviaria para Los Palacios y Villafranca. A todo esto, mi particular ciudad interior emite señales de humo. «Batería baja», me dicen, pero en el salpicadero del coche llevo el móvil abierto por el último mensaje de mi compañera Araceli (de Arahal): «Eres positivo para todo!». El fin del año es un deci-delà permanente.