Autobiografía de lunes.

Autobiografía de lunes.

Luis Escamilla dice que vuelvo más delgado; yo los veo a todos con más moreno en la piel; alguna broma sobre la barriguita (ajena) siempre cae antes de empezar las reuniones. Me quedo a comer cerca (y mal) de la sede para reposar el chaparrón, adelantar la burocracia atrasada, pensar en el rincón de la merienda (rica), hacer todo lo posible para asistir a la inauguración del Mirador de la Muela Alcalde Juan Holgado.

Los temas de la jornada, las llamadas telefónicas, los intercambios de mensajes…: Presupuestos de Diputación 2025; movilizaciones en defensa de la sanidad pública; vivienda, turismo y gentrificación… septiembre es como julio, corchete temporal de por medio, y así hacia atrás y hacia delante, la agenda que llega medio vacía y se va medio llena, lo normal. Repasando escritos antiguos, me sorprendo al encontrar un texto de hace 5 años completamente olvidado (tanto que he hecho búsquedas en google para asegurarme de que no lo había copiado de otro sitio).

El primer lunes de septiembre todo es autobiografía y agarro el móvil sin pasar por alto aquello que el mexicano Ismael Hernández escribió hace tres años, en el artículo La revolución no será retuiteada: «las redes no son la cancha donde jugamos contra el equipo contrario, son parte de ese equipo»; y que, evidentemente, «hay que dar la batalla por la información en las redes sociales pero con la consciencia de que no nos encontramos en un terreno neutral, es el terreno del adversario y jugamos con sus reglas». El texto es muy recomendable porque no solo permanece vigente, es que parece escrito de ayer sobre hoy. Y es tan bueno que lo leamos como que no lo olvidemos, porque recordar siempre contribuye a no retroceder nunca.

El primer lunes de septiembre tampoco se me olvida que entre Sade y James Blake ya estaba Black, un superventas de pubs amables que todos olvidamos porque se enfrentó a la industria discográfica. Escucho a Loquillo en Radio Nacional, que habla muy bien y tiene una voz estándar radiofónica, pero seguiré prefiriendo a Carmona y Vicente, aunque lo muden a la madrugada.