Aquí la vida debe continuar a pesar de las intermitencias de la muerte. Por la calle me paro con un compañero de CC.OO que lleva 50 años trabajando y está acabando su vida laboral de baja por depresión. En Sevilla coincido con Antonio Maíllo, durante unos minutos (previos a su rueda de prensa) intercambiamos información sobre nuestros entornos más cercanos (él sobre la dirección federal, yo sobre la provincial).
En la reunión de dirección desplegamos la agenda semanal, que coloca punteros en Gelves, Marismillas, Las Cabezas, Los Palacios, Dos Hermanas, Pedrera y distintos hitos en Sevilla ciudad, que pasa por la negociación de los presupuestos 2025 de Diputación, la movilización memorialista convocada para el próximo miércoles, encuentros sobre sanidad en la Sierra Sur, las movilizaciones del viernes en defensa del ferrocarril público, social y sostenible, y del sábado a mediodía (la gran manifestación «Sevilla para vivir»).
Hago kilómetros escuchando a Alberto Montero, volver a su maravilloso Arco Mediterráneo me une a la solidaridad y la tristeza por lo sucedido en Valencia. La tarde de este lunes se entrelaza con la lealtad militante: un café en casa de Juan Manuel Romero, coordinador de Gelves, es un lujo más allá de la política, la sensación de estar creando comunidad, complicidad, poner en práctica aquello que decimos, defendemos y escribimos en nuestros documentos organizativos.