Space Oddity.

Viernes noche en un coloquio sobre Gramsci. Caminando hacia el CICUS me sorprendieron las calles iluminadas, el escaparate de bañistas en San Bernardo, personas bailando «A quién le importa» en la puerta de un bar de copas, mujeres asiáticas barriendo las aceras de los restaurantes para turistas. Pero, sobre todo, me sorprendió llegar a un salón abarrotado de jóvenes y no-tan para escuchar a Daniela, Sarrión y Sierra compartiendo maestrías sobre hegemonía cultural, comparaciones odiosas con Laclau y rompeolas de significantes vacíos.

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Loneliness.

La cultura es la memoria de los pueblos. Recuerdo la pandemia de las aulas vacías y los patos atravesando la plaza del Arenal desierta, pero también por los libros que leí. Ana Karenina fue mi rutina de soledad en aquellas semanas de encierro en la vpo, el toque de queda y las ventanas de zoom. La soledad siempre acompañada, desde Moustaki hasta las nuevas soledades de Pet Shop Boys.

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Democracia taparrabos.

Las noticias abochornan a las preocupaciones ciudadanas expresadas en el CIS, los designios del cambio climático y la colección de hipérboles del diccionario. La caverna mediática titula «Amnistía o libertad»: más apropiación indebida imposible, más oximoron no puede ser, más razón tenía Lenin en su «Libertad para qué». La alternativa al antifascismo es la hora más oscura de Europa, una democracia taparrabos del neofascismo mainstream.

Morning

Nadie sin su papel.

Fin de semana de asambleas en La Campana (viernes), El Viso del Alcor (sábado) y Huévar (domingo). Entre medias, videoconferencias on the road, ratos de música y escapada al cine. De lo uno: tanto escuchar a Kortez ha dislocado los algoritmos de la app de música por streaming que me recomienda novedades. De lo otro: el retrato del lumpen finlandés en Kaurismaki es un alegato de la dignidad del proletariado. Fallen leaves está en pocos cines, pero se proyecta en infinidad de hogares; su sentido del humor quema igual que la escarcha: los ambientes sórdidos atraen, las conversaciones son cortas pero dicen largo, los rostros hieráticos de los personajes seducen, lo secundario interpela y reclama la atención (un cartel de ‘Prohibido fumar’, la comparación de una película de zombis con Banda aparte de Godard, la pareja caminando al final…).

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Café americano.

La democracia, como la revolución, comienza al día siguiente de tomar el poder. No es fácil explicarlo donde el PISA nos equipara con Turquía y tu hijo sigue a youtubers que defraudan a Hacienda o desahucian a abuelas de 80 años. Pero la educación del PISA también son los padres y Primero de Mayo es una parada de la Línea 1 donde apenas suben y bajan viandantes.

Café americano