Café americano.

La democracia, como la revolución, comienza al día siguiente de tomar el poder. No es fácil explicarlo donde el PISA nos equipara con Turquía y tu hijo sigue a youtubers que defraudan a Hacienda o desahucian a abuelas de 80 años. Pero la educación del PISA también son los padres y Primero de Mayo es una parada de la Línea 1 donde apenas suben y bajan viandantes.

Café americano

¡Ley, orden, justicia!: cuatro rancios acartonados en Puerta Jerez clamando «leña al mono» contra la amnistía «por 7 votos». Conversaciones cruzadas en Plaza Nueva, referencias a los pegamoides, al humo de los hermanos Amador en la furgoneta de Manuel Gerena, al hilo conductor de las siglas, rodando como la bola metálica de un pinball por corrillos de diputados y alcaldes, discursos de gentes de bien y un turista accidental exclamando «¡Absolut!» entre el calor asfixiante del metro, a la vuelta, donde la vista de la ciudad iluminada se desparrama igual que un espejismo en El cielo protector.

Y, al cabo, el rugido de las metáforas. Urge dejar el café americano de las tardes.