Homenaje a Castor Mejías Sánchez.

El viernes intervine en el homenaje a nuestro querido Castor, alcalde de la ELA de Marismillas hasta su fallecimiento poco antes de las elecciones municipales de 2019. El acto se celebró en una placita que a partir de ahora llevará su nombre. Para hablar de él me preparé unas notas, basadas en unas pocas palabras sobre las cuales he desarrollado otras tantas ideas que, según creo, reflejan mi visión sobre el compañero y, también, sobre su hijo y su familia. Aquí, más o menos, lo dicho, desde el profundo agradecimiento que me supone poder vivir momentos como este.

La primera palabra es “privilegio”. Apenas conocía a Castor, porque me afilié tarde y porque hasta 2015 prácticamente no salí, políticamente hablando, de Dos Hermanas. Por eso estar hoy aquí en representación de Izquierda Unida es un privilegio que agradezco muchísimo porque, honestamente, sé que aquí me acompañan muchas personas que compartieron mucha más vida con él que yo y que podrían contar muchas más andanzas, como diría Cervantes, en las que fueron protagonistas.

Lo segundo que tengo anotado es “compromiso”. Y no es un compromiso a ciegas: tiene que ver con la lealtad, que no es lo mismo que fidelidad. Tiene que ver con firmeza en sus ideas, y defenderlas incluso contra viento y marea, con esa cabezonería que muchas y muchos habéis conocido y, a veces, sufrido (sobre todo sus familiares, amigas y amigos, compañeras y compañeros. Muchos de mis encuentros con Castor fueron breves, coincidiendo en reuniones, manifestaciones, etc. En los últimos años, desde que soy coordinador, lo vi unas cuantas veces en la puerta de la Delegación Provincial de Educación, esperando a encontrarse con alguien del gobierno andaluz para hacer de martillo pilón en sus reivindicaciones para su pueblo: Marismillas. Y de insistir una y otra vez hasta conseguirlo. Por eso Marismillas tiene lo que tiene y es lo que es: un pueblo donde podéis disfrutar de muchas ventajas que no tienen muchos municipios mucho mayores, con más dinero en sus arcas… y todo conseguido desde lo público.

Lo tercero que tengo apuntado es “Castorcito”. Joder, es que es una suerte tener esa herencia, mucho más gratificante, como ser humano, de las herencias que pagan impuesto de sucesiones. Cuando murió Carlos Benítez, en su despedida en el tanatorio de Dos Hermanas, dije que quienes no somos creyentes, quienes no creemos en Dios, creemos en la ciencia. Y la ciencia dice que una persona sigue viva, científicamente hablando, en su descendencia. Castor Mejías Vázquez es el resultado genético de su madre y de su padre; por tanto, Castor hijo tiene esa suerte de mestizaje de dos personas maravillosas. La primera vez que vine aquí a reunirme con la asamblea local, no sé si lo recordáis, Castor hijo estaba arreglando el césped de la plaza donde está el ayuntamiento. Ese amor por su pueblo es una herencia imborrable que quienes vivís aquí tal vez estéis acostumbradas y acostumbrados a ver, pero que no es normal, que se sale de los parámetros de lo que suele ser un gobernante.

Como clase obrera de un pueblo de algo más de mil habitantes debemos sentirnos orgullosas y orgullosos de estar hoy aquí homenajeando a un hombre que es algo más que un homenaje a una persona. Aquí estamos rindiendo homenaje a la lucha de Marismillas por conseguir los mismos derechos que cualquier otra persona que vive en cualquier otro lugar de esta tierra nuestra. Su ejemplo, el ejemplo de Castor, está en todo lo que vosotras y vosotros habéis conseguido y en todo lo que vais a seguir luchando por mejorar las condiciones de vida de las familias trabajadoras, por tener una educación, una sanidad, una atención social digna.

Lo último que he escrito es “cinco minutos”. No os canso más. Gracias, de corazón.