El metro se convierte en un aliado. Me subo al último de la noche en el Prado, después de una jornada que comenzó analizando la campaña de Unidos Podemos Andalucía (la frase «Desde la ilusión, generar entusiasmo» escrita en mi cuaderno) y acaba en la sede provincial de CCOO, donde sindicatos, organizaciones sociales y partidos políticos hemos sido convocados para preparar una movilización el 20 de junio, Día de las Personas Refugiadas.
En el vagón todo el mundo está con el móvil, hablando, escribiendo por whatsapp, escuchando música o jugando. En el mío no hay cobertura. Nadie se baja en las primeras estaciones, nadie vive en San Bernardo y coge el metro a esta hora, empieza a clarear a partir de Gran Plaza y los barrios obreros que se acercan a la SE-30. Demasiado tarde para el tránsito de la Olavide, demasiado pronto para esperar a que salga el sol, el tiempo justo para escribir este post y llegar a Olivar de Quintos, antes de quedarme sin batería, y mi móvil también.