25 años de Vacaciones en Paz en Sevilla, 40 años de niños/as saharauis en España

Jaima saharaui: símbolo de generosidad como identidad de un Pueblo.

No es casual que el Encuentro provincial del movimiento de solidaridad con el Pueblo Saharaui se haya celebrado este sábado en Bollullos. Si visitas al alcalde, Fernando Soriano, en la mesa de su oficina siempre verás algún proyecto solidario en ciernes. Personalmente, he conocido varios: además de con el Sáhara, con los bomberos que rescatan vidas en el Mediterráneos, con un caso particular que llevamos a través de Sevilla Acoge… aparte del propio activismo del municipio, con la Red de Solidaridad Popular o el tratamiento a las familias sin recursos, inmigrantes sin hogar, etc.

En la Casa de la Cultura de Bollullos -en cuyo teatro se celebran los plenos municipales, por cierto- he asistido al 40º aniversario de las primeras «vacaciones» de niñas y niños saharauis en España y el 25º desde que se puso en marcha el programa Vacaciones en Paz en Sevilla. Eso quiere decir que los primeros en llegar, allá por 1979, de la mano del PCE de Marcos Ana, deben tener ahora más o menos mi edad. Sólo pensar en la mera comparación de vidas paralelas se eriza la piel.

Por eso, lo más bonito del Encuentro celebrado en Bollullos es su objetivo: homenajear a quienes han dado tanto a lo largo de estos años, a quienes han logrado (y todavía logran) que miles de niñas y niños tuvieran dos meses de respiro, a quienes han hecho posible (y lo siguen haciendo, en la mayoría de los casos, si la edad se lo permite) que cada mes de febrero vayan toneladas de arroz, acéite, azúcar y otros alimentos básicos camino de los campamentos, con todo el trabajo previo que eso supone.

Y también, por supuesto, el compromiso. El gran éxito de Vacaciones en Paz y de Caravana por la Paz ha sido, sin la más mínima duda, lograr que la causa saharaui no caiga en el olvido. Cada familia de acogida, cada coordinador/a, cada asociación local, cada manifestación de julio, cada persona que aporta alimentos… todo suma conciencia y apoyo al complimiento de los derechos humanos y a la independencia de Sáhara. Y esos 40 años que se han celebrado son, también, una llamada de atención al régimen marroquí y a los intereses geoestratégicos de las naciones: aquí hay un Pueblo y una comunidad que no se rinde, sino todo lo contrario: que sigue afirmado que el Sáhara será Libre y que el Polisario vencerá.