Exitus (No Plan)

Desayuno temprano (para ser domingo) mientras leo: «El buen profesor no considera al alumno como una cabeza vacía que hay que llenar, sino como un fuego que hay que encender«. A las 10 estoy en el tanatorio de Camas, acompañando a mis compañeros José María y Enrique, que despiden a su madre. Su exitus, como el de mi padre, fue fruto de los años de vida; tal vez, seguramente, en realidad, la mejor manera que existe de improvisar un adiós.

Perdón por la frivolidad: las manifestaciones, las asambleas, los cumpleaños infantiles, las celebraciones del amigo invisible y los encuentros en tanatorios combaten la soledad y son mucho mejor remedio social que cualquier Red de Internet o que la teoría sueca de la felicidad. Siempre será mejor vernos en la feria, claro, pero asumir que llegas a una edad es parte del aprendizaje. 

Lothar y Sigrid, recién llegados de El Salvador, hablándome del pánico a las maras, mientras en Suecia una de cada cuatro personas muere y nadie reclama sus cuerpos. En ambos casos, la piel de gallina. En ambos, ciertamente, el mundo es una gran cabeza vacía que hay que encender.

Menos mal que nos queda Brian Eno para poner calma a este último día de vacaciones. Menos mal que el legado de Bowie, que hoy habría cumplido los 70 años. En su exitus, nos dejó unas cuantas canciones. El vídeo de una de ellas lo reservó para este día, pensando que podría celebrarlo. Es curioso que se llame No Plan. Maravillosa e infinita. No sé si a los Castro García les gusta Bowie, como a Ignacio Escañuela, nuestro compañero alcalde de Carrión. Sea como fuere, cada vez que escuche esta canción, en el futuro, la asociaré a la memoria de su madre.

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