Bajo el título «Millones para que sigan muriendo», Pascual Serrano nos da un baño de realidad en Mundo Obrero sobre adónde van los dineros que «generosamente donan» los multimillonarios. Es uno de esos artículos que sobrecogen porque hablan de convertir en franquicia la salud de la infancia en algo tan sencillo de curar como la diarrea.
Luego hacen un estudio las universidades de Duke, Stanford y University College en Londres y llegan a la conclusión que sigue la misma cantidad de enfermos y muertos y que el programa es un fracaso.
Mundo Obrero se fundó en 1930 y tiene una periodicidad mensual, así que es un placer leerlo en papel sin prisas, un día festivo, escuchando música y tomando un café. Textos como el mencionado, o autores que busco cada mes por el uso que hacen de citas literarias (Constantino Bértolo o José María Alfaya), o el encabezado «Vete a Cuba», de Sol Sánchez, que este mes viene con recomendación de descarga del libro La gran encrucijada, sobre la crisis ecosocial y el cambio de ciclo histórico, escrito por Fernando Prats, Yayo Herrero y Alicia Torrego.
Lógicamente, el número de diciembre de MO está dedicado generosamente a Fidel Castro y a Marcos Ana, con artículos en páginas centrales escritos por José Luis Centella, Cayo Lara o Julio Anguita. Me gustaría destacar «El Fidel que conocí», firmado por Ignacio Ramonet (director de Le Monde Diplomatique), que arroja por el retrete al noventa por ciento de los retratos que se han hecho sobre alguien que «ha muerto, pero es inmortal», una persona «a quien solo repugnaban la mala fe y el odio».
Naturalmente, también hay noticias sobre la vida del Partido y de Izquierda Unida, nuestros referentes internacionales, conflictos laborales y crítica cultural, además de dos excelentes reflexiones sobre la deuda pública («Triste paradoja: mientras los españoles se volcaban en aplaudir a su selección de fútbol, campeona de la Eurocopa 2012, eran los mercados financieros los que nos goleaban a nosotros con la inestimable ayuda de nuestro gobierno») y el sistema público de pensiones en la sección «Trabajo y Capital».
Y me reservo casi al final, como no, la columna «Desde el chozo» de Javier Navascués, que este mes se ha rebanado los sesos para poner el título al cesarismo de andar por casa de Rajoy y su new style dialogante: elige tú (PSOE, C’s) por dónde empezamos a cortar.
¿Qué ocurre cuando no podemos ver, o cuando lo que vemos no es, en verdad, lo que acontece? ¿Es posible un espejo que no refleje?