Cuaderno de agosto (6).

Deo gratia el doodle de Google me ha dado a conocer a Luisa de Medrano, que nació tal día como hoy hace 538 años.

Durante estos días de vacaciones en casa, la apacible rutina no ha entendido de días laborables o fines de semana, que vistos se han visto y reconocido por el termómetro de la calle, la plaza desde el balcón, el trasiego o el desierto a las horas frescas, que algunas ha habido tras las últimas puestas de sol. Levantarse sin mirar el reloj, desayunar sin mirar el teléfono móvil, arreglarte sin prisas o dejarlo para más tarde, leer lo que te apetezca en el orden que te apetezca (las noticias, el libro, tus apuntes diarios), arreglar la cocina escuchando música, ver películas después del almuerzo, escribir notas o salir a sitios sabiendo que seguramente están cerrados, caminar por las noches sin rumbo fijo pero sin perderse nunca, ducharte antes de acostarte, la ventana abierta y la cama como la dejaste al despertar.

Pero no faltaré este miércoles al homenaje a Blas Infante, como todos los 10 de agosto en el lugar donde cayó asesinado. Y seguramente repetiré por aquí fotos como las de la última vez, de la ofrenda floral, de las tribus que allí nos juntamos, con el camarada maestro Juan Morillo, esta vez sin mascarillas… y no me importará que se parezcan a las de cada año atrás, así pasen cien agostos.

10.08.2020

Hoy todo el mundo la ha mencionado, ni siquiera es necesario escribir su nombre. Hubo un tiempo, en la adolescencia más temprana, en que fui un poco fan: ella cantaba en la mitad de los temas de la primera casete que compré en mi vida (‘Xanadú’, 650 pesetas en la tienda Musical Modesto, año 1980), uno de ellos con el maravilloso Gene Kelly. Mi amigo Miguel Ángel Pernía coleccionaba todos sus discos, al principio por amor y los demás por romanticismo. Los gustos musicales me han dado muchos volantazos desde entonces, pero es inevitable traerla aquí, tal vez una suerte de pura nostalgia analógica, tal vez la vida mancha, pero sus bandas sonoras ayudan.

Recuerdo cuando al historiador Josep Fontana, en los peores momentos de la crisis financiera, en mitad de los recortes, cuando estábamos terminando el ciclo de movilizaciones –marchas, huelgas, mareas– y creíamos que sólo podría haber más recortes y desigualdad, le preguntaron: “¿Qué va a quedar del estado del bienestar, de los derechos sociales, de la democracia?”. Y él, desde el optimismo de la razón, respondió que de todo eso quedaría lo que no estuviéramos dispuestos a defender. Así que el futuro será en buena medida lo que estemos dispuestos a defender, a resistir, a cambiar… con limitaciones, pero está en nuestras manos. 

Entrevista (hay que leerla entera) al escritor (sevillano, y su padre de Dos Hermanas) Isaac Rosa en CTXT, 7 de agosto.