Alma y los versos sáficos.

A las diez y veinte de la mañana recibo una foto de un recién nacido sobre su nido del hospital público: «Luis Domingo Escamilla Galán ya está en el mundo». Insinuación gráfica evidente: otro bético más. (Para no gustarme el fútbol, estoy que me salgo). La mañana vacacional transcurre tibiamente entre los hechizos de la Celestina (a través del diario de Elicia) y las canciones de Tulsa; la tarde, hasta la puesta de sol, de recorrido fotográfico y mitológico (a través de los versos sáficos de Christina Rosenvinge). Y la noche, tras la cena, con Alma Mahler y Kokoschka: «Él no te dejó vivir, yo no te dejaré morir».

2023: Cultura del azar.

Si tuviera que elegir banda sonora original para (no necesariamente pensar en the very best of…, solo) recordar 2023, tendría en mente un poco de cada: clásicos de ayer en hoy (Belle and Sebastian, Iggy Pop, Everything But The Girl, Christina Rosenvinge, Jay Jay Johanson, Blur, PJ Harvey), lo nuevo clásico (sic: Rone, Nation of Language, Tulsa), los descubrimientos (Yaeji, Avalon Emerson, Jessie Ware) y temas que no olvidaré: la nostálgica Les cents prochaines années (Albin de la Simone), la tejedora Recovered Files (Neuman), el romanticismo de Fiestas del Patrón (Eddi Circa), las preciosas Loading (James Blake), The Sea (Romy), Sirens (Devendra Banhart), el hombro del camarada de La Guerra ha Terminado (Dani Llamas, The New Raemon) y el descaro de Todos menos tú (Parquesvr, I-Ace). Todo este conglomerado de músicas del azar (no las he elegido yo: me han elegido ellas a mí) tal vez tengan una cumbre, digamos, si tuviera que escoger la más representativa (¿por qué una?): la maravillosa colección de canciones del disco de Caroline Polachek Desire, I Want To Turn Into You (título y frase con la que explota Welcome To My Island).

Es wird wieder gut.

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Mi móvil me planta la estadística en pleno desayuno: 3 horas y 36 minutos diarios de uso de la pantalla; eso equivale a robar semanalmente un día completo de presente distópico vía Telegram, WhatsApp o Chrome, sin contar el manejo de otros dispositivos, como la tablet o el ordenador. A saber las dioptrías derramadas desde aquel primer smartphone HTC que usaba hace tres lustros, si bien compensadas (al menos para quienes suspendemos en orientación), con los kilómetros ahorrados gracias al navegador que, por ejemplo hoy, me ha llevado a un punto muy concreto de Gelves, sabiendo a qué hora salir, el estado del tráfico, la mejor ruta y la hora casi exacta de llegada (siempre puede haber un error, siempre te puedes equivocar).

La máscara de Mefisto.

En aquellos tiempo de pertinaz sequía, el concepto, dos blasillos de Forges contemplaban las primeras lluvias sanadoras de septiembre. Uno dijo: «Esto va a ser muy malo para el campo»; el otro replicó: «Será ‘muy bueno'». «Es que estoy haciendo de Fraga», terminó el primero. Lo he recordado este último día de las vacaciones que nos ha despertado con las tormentas. En la plaza donde vivo, el rumor del agua cayendo viene con vetas metálicas por el repique de las gotas en las viseras y las barandillas de los balcones.

La mujer de Tchaikovsky, Jane Birkin y Tina Modotti.

Hoy se han reunido por primera vez, en la sala Prim (no por casualidad) del Congreso de los Diputados, los compañeros y compañeras de nuestro nuevo grupo parlamentario, conformado tras las elecciones del 23J, que se denominará «Grupo Plurinacional Sumar». La web de la cámara baja ha emitido en directo la intervención de Yolanda Díaz en este encuentro que, de vez en cuando, cambiaba de plano y me permitía ver a mis flamantes Engracia Rivera, Francisco Sierra, Toni Valero… (Lo que no he encontrado, al menos por ahora, es la grabación, que me gustaría tener porque se han apuntado líneas y métodos de trabajo muy interesantes para la legislatura que comienza).