Resaca a juego con los vaqueros. El sueldecito de Feijóo.

La resaca de lo sucedido ayer en el Congreso la explica mejor que nadie -para variar- mi admirado Isaac Rosa, que por tener tiene hasta ligazón familiar con Dos Hermanas. Echando mano del Equipo A en su columna de hoy, escribe que «en una misma jugada, la mayoría progresista consigue el control de la mesa, la derecha se divide, Vox no entra en la mesa, Feijóo se queda sin apoyos para suplicar al rey. Y todavía más: el acuerdo consigue rehabilitar a Puigdemont para la política institucional, arregla un atraso de años en la normalización de las lenguas cooficiales en el Congreso y puede que hasta en el Parlamento Europeo, y sirve para dar unos primeros pasitos en la que puede acabar siendo la legislatura que por fin resuelva políticamente las secuelas del procés.»

Primera sesión.

Mañana con los sentidos en orquesta parabólica: veo on line las votaciones en el Congreso (donde, como escribe Gerardo Tecé, «el parlamentarismo ha asesinado al relato mediático»), apuro y separo a ratos el estudio de mis cosas estivales (reciclaje, vaya), escucho música gratificante (tanto que pienso, aun consciente del desborde intelectual: «¿Cómo he podido vivir sin este disco desde 1981?») y, en modo residual, hasta escribo. En la pantalla aparece, de vez en cuando, nuestra mujer de rojo (Engracia Rivera) sentada al lado de la (nuestra flamante) vicepresidenta tercera, Esther Gil.

La mujer de Tchaikovsky, Jane Birkin y Tina Modotti.

Hoy se han reunido por primera vez, en la sala Prim (no por casualidad) del Congreso de los Diputados, los compañeros y compañeras de nuestro nuevo grupo parlamentario, conformado tras las elecciones del 23J, que se denominará «Grupo Plurinacional Sumar». La web de la cámara baja ha emitido en directo la intervención de Yolanda Díaz en este encuentro que, de vez en cuando, cambiaba de plano y me permitía ver a mis flamantes Engracia Rivera, Francisco Sierra, Toni Valero… (Lo que no he encontrado, al menos por ahora, es la grabación, que me gustaría tener porque se han apuntado líneas y métodos de trabajo muy interesantes para la legislatura que comienza).

Escuela de calor.

No te vas de vacaciones porque practicas staycation y, seguramente, consideras el verano como una prolongación supercool del nesting. Tú, y esos amigos tuyos con los que, sujétame el cubata, una noche loca de freeganismo decidísteis apuntaros al coliving y abrazar la sharing economy. Pero a mí no me engañas: lo tuyo es postureo, pura pose trendy; demasiado viejo para ir de treinteenager por la vida. Deberían quitarte la paguita.

«Somos un atleta: para coger impulso hay que dar un paso atrás».

Diálogo antifa en Made in U.S.A., la película que Godard estrenó el año que nací y vi, según mi diario, hace justo 365 días: Él «No deberías tener miedo. El fascismo no pasará». Ella (Anna Karina) «Precisamente el fascismo tiene que pasar y pasará, como los barcos de vela, las minifaldas y el rock and roll. Tenemos años de lucha por delante. A menudo en nuestro interior». (Mientras veía la película, una taza de té con un mensaje en la etiqueta de papel que decía: «Lo único constante es el cambio»).

En Fuentes de Andalucía, con Francisco Sierra y Juan Morillo.

Empecé a recorrer el camino de la Memoria hará unos 15 años, gracias al cronista de mi pueblo, José Sánchez Gutiérrez. Hoy me sigo considerando un aprendiz, y lo poco que sé tiene muchos nombres y lugares acreedores; pero si de estos últimos tuviera que elegir uno solo, probablemente me decidiría por un pequeño parque, antes cementerio, donde cada árbol es un homenaje a una persona luchadora por la libertad, y cuyo epicentro es un pozo invertido y abierto, al que te puedes asomar mirando hacia arriba, todo un símbolo de la vuelta a la luz.