Volver a los 57.

Doy la bienvenida a mi nuevo año (ya van 57) y despido a nuestro compañero Juan G. Cotán, con quien compartí tantas movilizaciones laborales y tanto compromiso político. Edades otoñales (me encanta el otoño, más ahora que el cambio climático nos lo niega), más visitas al tanatorio que a las fiestas (a mejor ver, larga vida, MacGowan), sí, pero también más condensación de emociones, más amor por las cosas futiles, ingrávidas y gentiles. He llegado a los 57 como si hubiera vuelto adonde ya sabía qué iba a encontrar.

El domingo pasado escribí: «‘¿Me lías uno de tus cigarrillos bolcheviques?’ pregunta Keira Knightley en Expiación – más allá de la pasión. La estoy viendo mientras abajo, en la plaza, se celebra un mix cultural local y, un poco más allá, cuesta arriba ‘de la vía pallá’ (expresión castiza de aquí), mi hijo está con sus amigos en el campo de fútbol donde juega el Dos Hermanas (que gana por los pelos)». Hoy, tan solo cinco días después, despliego sobre la mesa de la oficina todo la documentación generada de lunes a viernes y me pregunto cómo es posible almacenar en la memoria lo vivido y archivarlo sin futuros galimatías. Pienso a menudo en ello, sobre todo cuando Google me recuerda fotos de tal día como y no soy capaz de poner en pie el lugar, el motivo, el nemequittepás de aquello. De olvidar los títulos y los argumentos de las películas que he visto, ni hablo… sobre eso, voy mejorando (a peor) con el paso del tiempo. He aprendido a combatir mi naturaleza de ser analógico a base de gadgets mentales porque mi disco duro no pasa el corte del pentium 1. Hegel lo expresó más o menos: «El Método es el único camino para disciplinar al pensamiento».

Me siento bajo el sol aprés la pluie a esperar a que salga mi hijo del instituto. Una paloma andurrea cerca, antes representaban la paz y ahora son ratas que contagian enfermedades, como la democracia en Israel; y el amor romántico es una farsa con ojos ciegos de maltratador, aunque yo lo sienta como Last night I dreamt that somebody loved me.

Finalizo el viernes conectado a la Coordinadora Federal, por videoconferencia. Una compañera cita una frase de Felipe Alcaraz: «Las asambleas las piensan los románticos y las ganan los burócratas». No viene al cuento interno, nada que ver con la marcha de Garzón (gracias por todo, amigo), pero es preciosa para acabar este pequeño catálogo de seres y estares.

Coordinador de Izquierda Unida Sevilla.