más o menos, el gran hermano me devuelve fotos taldíacomo de los últimos años, muchas banderas tricolor, casi siempre calor, algunas presencias que echar de menos. Desayuno en Living Book y recogida de avales para Antonio Maíllo. En una mesa cercana alguien comenta: «Esa persona le parece turbia porque le pone delante del espejo».
En el mundo hay más pena que la que arde, pero a este lado nos ayudan a seguir las rutinas de las agendas y los pequeños placeres de lo cercano. A mi edad he aprendido que la nostalgia, como la experiencia, es un grado. Y a lleva el pelo como David Lynch.