Volver a los 57.

Doy la bienvenida a mi nuevo año (ya van 57) y despido a nuestro compañero Juan G. Cotán, con quien compartí tantas movilizaciones laborales y tanto compromiso político. Edades otoñales (me encanta el otoño, más ahora que el cambio climático nos lo niega), más visitas al tanatorio que a las fiestas (a mejor ver, larga vida, MacGowan), sí, pero también más condensación de emociones, más amor por las cosas futiles, ingrávidas y gentiles. He llegado a los 57 como si hubiera vuelto adonde ya sabía qué iba a encontrar.