De regreso a Marismillas, esta vez en campaña para las elecciones generales (obviedad). Aquí me pasa como en Pedrera: me convierto en su embajador antes y después de ir, a todo el mundo se lo cuento. (Lo mejor de todo es que no son la excepción). En Marismillas están las mejores puestas de sol del Bajo Guadalquivir, dicho por su alcalde, incluso cuando arde la calle al sol de poniente. En las reuniones, actos y asambleas, de IU o ciudadanas, sean de lo que sean y a la hora que sean, hay legión de mujeres y presencia testimonial de hombres. Y lo más: nadie tiene prisa (o no parece tenerla, que yo sé lo que me digo).
Google me recuerda que hace justo un año mi hijo me trajo un precioso cuaderno de regalo a la vuelta de su primer viaje sin sus padres, a Londres. Cosas del azar: hoy he estrenado formalmente mi regalo; y, aprovechando que estamos en los últimos días de campaña electoral, lo he bautizado con una frase conocida de Eduardo Galeano.
Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.
(Leo que: La portada del cuaderno es una reproducción de Strawberry Thief, tela de decoración diseñada por William Morris en 1883, que se utilizaba para cortinas, colgada de las paredes o como cubierta de muebles. Morris basó el patrón y el nombre en los zorzales que solían robarle las fresas en el huerto de su casa rural en Oxfordshire).
En Marismillas, nuestra militancia se puso a disposición de la campaña reciclando materiales de las elecciones municipales, poniendo carteles de Yolanda en donde hace dos meses estaban los de Castor, colgando los paneles con rigor artesano en farolas y columnas de sus calles anchas y parques, sin distorsión visual, como si formaran parte del paisaje.
Antes del acto -que emitieron en directo por Facebook, marca de la casa de nuestra particular Yolanda, alma institucional de este pueblo- pregunté por los desolados campos de girasol que me encontré entre El Trobal y Vetaherrado, las consecuencias de las movilizaciones en los poblados de la comarca para conseguir mejorar los caminos (ahora con algunos tramos re-alquitranados) y la falta de agua en los cultivos de algodón. Atrás quedaron las imágenes de una tierra fértil que me acompañaba a la hora de El Sótano de Radio 3, de noche en invierno y a pleno sol en el principio del verano. En esta ocasión, Henry Mancini no pudo arreglarlo, pero la charla-debate en la biblioteca, junto a comics de Mortadelo y Filemón, colecciones de autores clásicos y cámaras fotográficas antiguas, una vez más levantó mí ánimo por verme rodeado de gentes que cambian el mundo sumando cosas pequeñas.
PD.: Tienes más fotos del acto de Sumar en Marismillas aquí.