Silvio Rodríguez y el cambio de vida de un pianista francés

Hoy escuchado un par de veces ‘Para la espera’, la nueva colección de canciones de Silvio Rodríguez, una verdadera delicia en voz y guitarra, en su estilo más reconocible, sobre la que ya había leído en El Salto y escuchado algún adelanto en Spotify. Con el paso del tiempo, se ha convertido en el único cantautor del siglo pasado que he sonado en casete, vinilo, cd y ahora por streaming; también me gusta leer los artículos -muchos ajenos- que sube a su blog ‘Segunda cita’ (precisamente hoy ha escrito una entrada sobre el que fuera ministro de educación cubano, Armando Hart Dávalos).

Repasando las novedades musicales de la semana he encontrado un álbum titulado ‘El último adiós: Piano Music in Romantic Spain’, con obras de varios compositores de la época citada en el título, interpretadas por Patrick Cohen. Buscando sobre este disco, encontré algunos datos curiosos (que por eso lo pongo aquí, vaya). Primero, que fue grabado en 1995 con una compañía discográfica con sede en San Lorenzo del Escorial; segundo, que yo ya tenía un cd de Patrick Cohen con obras de Erik Satie. Y tercero, que buscando sobre el pianista en cuestión, me encuentro un artículo en The Newyorker, escrito hace 7 años, que reubica a uno de los más importantes pianistas vivos de la época en una casa de campo del siglo XIV en el medio de la nada en la Francia rural, sin electricidad, sin teléfono móvil y con doce perros grandes, donde vive «como un ermitaño».

Al parecer, el nuevo Cohen (tres años mayor que un servidor) enseña en un conservatorio de París, dos días a la semana; al no tener permiso de conducir ni automóvil, le lleva cuatro horas en cada sentido viajar hacia y desde París en scooter y tren. También cuenta el artículo que, efectivamente, pasó varios años en Madrid durante la década de los noventa (encaja: fue cuando grabó para el sello español Glossa la música que he referido antes), y que es buen amigo de Michel Onfray, filósofo que también dejó su trabajo docente y comenzó una universidad pública en el campo («Université Populaire du goût«, la Universidad Popular del Gusto, con sede en Argentan), adonde acuden personas de todos los ámbitos de la vida, y Patrick Cohen a veces actúa en estos eventos. «Patrick está ahí con la música, Onfray con las ideas».

Lo que da de sí tirar de un hilo al escuchar un disco, jaja…

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