Las amistad visibles.

Por algún disloque mental piensas en manos frías cuando vas a buscar el regalo de tu amiga invisible, igual que pones a Henry Mancini para las tareas domésticas o tu duermevela se despacha con una canción de Silvio Rodríguez («iba matando canallas con su cañón de futuro»).

11S después del rompeolas.

50 años ya desde que «para matar al hombre que era un pueblo / tuvieron que quedarse sin el pueblo». En la víspera escuché Santiago de Chile, original de Silvio Rodríguez, en la versión que hizo Miguel Ríos. Hacía mucho que no volvía a ella; cada 11S me suele llegar con los versos «La muerte no acaba nada» y «Los mismos en Chile que en España» que escribiera Alberti y cantaba Víctor Manuel. La oscuridad de este día es aún mayor por el terremoto en Marruecos (y su rey miserable) y el terrible accidente, tan cercano, en la avenida José Luis Prats de mi pueblo. Menos mal que nos queda el amor en los tiempos del cólera, brindar con vino del Condado por las treinta horas de rompeolas en Mazagón.

Empezar el día con Silvio Rodríguez

Antes de irme a la manifestación convocada por Marea Verde, he disfrutado viendo esta playlist de Silvio Rodríguez, acompañada por un precioso texto escrito por María Granizo, donde, por cierto, hace referencia a la quimbumbia, un juego que conocí en mi infancia como billarda, que parece de origen medieval. Escuchando su música, leyendo sobre él o viendo una entrevista suya, siempre se aprende algo del maestro, trovador, revolucionario, Silvio Rodríguez. Qué mejor manera de empezar el sábado.

Silvio Rodríguez y el cambio de vida de un pianista francés

Hoy escuchado un par de veces ‘Para la espera’, la nueva colección de canciones de Silvio Rodríguez, una verdadera delicia en voz y guitarra, en su estilo más reconocible, sobre la que ya había leído en El Salto y escuchado algún adelanto en Spotify. Con el paso del tiempo, se ha convertido en el único cantautor del siglo pasado que he sonado en casete, vinilo, cd y ahora por streaming; también me gusta leer los artículos -muchos ajenos- que sube a su blog ‘Segunda cita’ (precisamente hoy ha escrito una entrada sobre el que fuera ministro de educación cubano, Armando Hart Dávalos).

Ácido fólico: novedades aprobadas por el Congreso para que esta crisis sanitaria no la pague la clase trabajadora

Tenemos que ser capaces de seguir la máxima machadiana «a distinguir me paro las voces de los ecos» y las recomendaciones del amigo comunicólogo Francisco Sierra (todo sea por evitar su dimisión). Lo digo al hilo de la última sesión del Congreso: ningún exceso de ácido al abdomen merece la pena si la ruta a seguir está clara, ningún error será imperdonable si el único argumento ajeno es la mentira y el patriotismo (que, como bien dijo el doctor Johnson, es el último refugio de un canalla).