La ‘inédita’ número 24

Foto final de quienes estuvimos en la sede durante la XXIV Asamblea de IU Sevilla. De izquierda a derecha: David (detrás), Chary Díaz, Paqui Löpez, servidor, José Manuel Triguero (detrás), José A. Mesa, Eva Oliva y María Izquierdo. A la cámara y los cacharros técnicos de la asamblea, José Manuel L. Adame.

Llegué a las 4 de la tarde y ya estaban allí, claro; en realidad, llevaban en la sede desde la mañana temprano, además de la semana hacia atrás y más allá de preparación y vueltas a la cabeza para procurar que no falte ni un detalle y, sobre todo, que un encuentro telemático de tantas personas, cada una de su padre y de su madre, cada una con sus condicionantes técnicos y sus coberturas particulares, la necesidad de garantizar la privacidad a la hora de votar, atender a cualquier imprevisto de última hora, etc. La cuestión es que, después de 23 asambleas provinciales de Izquierda Unida, la que ha hecho número 24 ha sido inédita, como todo en este tiempo, la adaptación a la nueva normalidad on line y el miedo a que un cable se averíe y la liemos para más de cien personas al otro lado de la pantalla.

Pero todo ha salido bien, y no ha sido por casualidad. Ya he contado aquí, en días anteriores, todo el esfuerzo que hemos realizado para que cada militante, desde su casa, sepa que tiene que salir a debatir sobre el futuro que queremos para nuestra organización, cómo vamos a gestionar los próximos cuatro años, qué Izquierda Unida nos gustaría que seamos.

Para empezar, no recuerdo en cuántas asambleas presenciales hemos conseguido una participación del 90% de delegadas y delegados. Como no he estado en tantas, ayer pregunté y creo que no hay precedentes. El respeto a las nuevas tecnologías se ha superado con mucha mejor nota que las ganas de coger un coche y hacer nosecuántos kilómetros para reunirnos, como siempre se ha hecho. También ha sido importante la calidad humana de dos contendientes a la hora de presentar los dos documentos políticos que han competido en esa propuesta de futuro que he hablado antes: de un lado, mi querido compañero y camarada Manuel Martín, militante de Osuna, con quien comparto lecturas de Josep Fontana y humores sarcásticos; de otro, Manu Fernández, coordinador de la asamblea de Casco Antiguo (Sevilla ciudad), a quien conozco algo menos, con quien he venido compartiendo espacio de defensa del documento político «Avanzando hacia la República. Una IU para un nuevo país», ponencia que representa la candidatura encabezada por Alberto Garzón. Toni Valero, que intervino para saludar a la asistencia, notó enseguida la buena lid.

Antes de eso, nada más asumir la presidencia de la asamblea, pedí un minuto de silencio en homenaje a dos compañeros que nos dejaron a finales del pasado año. Cómo no: Carlos Benítez y Manolo Hernández. No sólo por lo que lucharon durante toda su vida y por las enseñanzas que nos dejaron; también, como dije ayer, porque ambos participaron en la fundación de esta organización a la que pertenezco.

Por lo demás, el desarrollo de la asamblea fue bastante normal: votación de documentos, presentación y debate de enmiendas, votación de enmiendas… Como puedes leer en la web de IU, hubo una única lista de delegadas y delegados que subirán a representar a nuestra organización provincial en los ámbitos andaluz y federal. Esa lista única no es inaudita, pero hay que valorarla muy positivamente en una organización donde hay diferentes partidos y corrientes. Que en Sevilla haya una candidatura de consenso, que representa a personas que defienden documentos diferentes y que van a votar listas diferentes en las asambleas Andaluza y Federal… es para nota, ¿no?

En mi intervención final di las gracias, no era para menos. Pero también a quienes estaban al otro lado de la pantalla, por el esfuerzo de reunirse en sus pueblos, debatir los documentos y elegir representantes, por haber sido bastante diligentes y disciplinadas a la hora de inscribirse, participar, votar… todo por videoconferencia. Una experiencia que, como he dicho en otras ocasiones, también hay que medir en otros factores. Es verdad que se está mejor codo con codo, pero ¿y facilitar la conciliación de la vida familiar, las horas de carretera ahorradas, de papel que no ha habido que imprimir, espacios públicos que no se han tenido que reservar? No es cosa menor.

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