Acabé a las dos de la madrugada leyendo Belén Gopegui es mi búnker, vía contracubierta de Existiríamos el mar. Tres mujeres esenciales para entender el siglo XX (y el ahora.mañana) nacieron tal día como hoy: Simone de Beauvoir, Joan Báez y Rigoberta Menchú. He aprovechado estos días de perfil bajo (necesarios: en agosto apenas paré las máquinas, lo único que no hice fue andar on the road por la provincia) para recuperar algunas facetas de mi vida que tengo medio abandonadas. Entre ellas, ver cine; aunque sea el cine en casa.
¿Qué serie estás viendo? Yo empecé Secretos de matrimonio (Ingmar Bergman, 1973) al comenzar el año y desde el primer episodio (maravilloso) he estado en modo quasi maratón (o sea, bebiendo capítulos durante los ratos de comida, sobremesa y ocio, leyendo un ejemplar que le dedicó El país vía Cahiers du cinéma o escuchando música de sus películas). Luego pasé a Un siglo de Bergman, un documental que dirigió Marie Nyreröd en 2004, donde conversa con el maestro en diferentes escenarios esenciales de su carrera, incluyendo la casa de 66 metros de eslora que se construyó en Faro (las vocales tienen acentos que el alfabeto castellano no reconoce), la pequeña isla del mar Báltico donde pasó sus últimos años. Cada uno de los 3 capítulos del documental (disponible en Filmin hasta final de mes) está dedicado a una faceta indisociable de la obra y la vida de Bergman: el cine, el teatro, y la isla de Faro.
El catálogo de Filmin contiene 21 películas de Ingmar Bergman, además de la serie Secretos de matrimonio y tres documentales, de los que he descartado La videoteca de Bergman (que empecé a ver y no me convenció). También incluye la versión extendida de Fanny y Alexander, última obra cinematográfica que se trasladó a las salas en un film de unas tres horas y obtuvo un Oscar a la mejor película extranjera.
Tras Un siglo… he continuado con la maravillosa Un verano con Mónica (según Jean-Luc Godard, el «primer film baudelairiano» con «el plano más triste de la historia del cine»), El Séptimo Sello y Fresas salvajes. Ambas fechadas en 1957, ambas de éxito en festivales internacionales, ambas con una temática y narrativa similares (sobre la muerte), pero… tan distintas la una de la otra.
Y sigo: viernes: apunto en mi cuaderno diario:
Estoy viendo Persona cuando suena el móvil, hora de sobremesa, por segunda vez el número es del Reino Unido (Selby, condado de Yorkshire del Norte). La figura dominante del film es la coalescencia: la fusión de dos personajes en un único cuerpo. La sensación de que cada nueva película que veo es la que más me gusta.
Visualmente, Gritos y susurros tal vez sea la más hermosa, pero también es la que me ha resultado más dura (en sentido de tristeza y desazón). Hay tanta carga de profundidad en los personajes de todas las películas de este director (él mismo niega haber hecho grandes aportaciones en su faceta de director teatral, aunque muchas de sus películas son perfectas para interpretar en un escenario), que es inevitabe poner el espejo en sus fantasmas, miedos, demonios y, teniendo en cuenta el tratamiento que reciben las mujeres (en realidad las grandes protagonistas de sus obras), su percepción del sexo femenino y las relaciones de pareja (nada ajeno a la época, por muy sueco que se sea).
Hoy domingo he terminado las 4 horas y 40 minutos de Fanny y Alexander. Buena parte de la crítica dice que su despedida de las salas de cine es su obra maestra, y yo también lo creo, a pesar de lo mucho que me han dejado, removido, ayudado, entristecido o enamorado las más de 24 horas que he estado sumergido en su mundo. Ahora mismo, en el momento en que escribo esto, tengo tantas ideas en la cabeza sobre las películas de Bergman que no soy capaz de ordenarlas y sedimentarlas sin apurarme ante la absoluta necesidad de orientar mis sentidos hacia el modo lunes cien por cien.
Excurso: Como he insinuado al principio, durante esta mi ‘Semana Bergman’ no he abandonado Existiríamos el mar. A pesar de lo que han abarcado las cinco películas, los documentales y las dos series completas de 6 capítulos cada una, me he reservado la novela de Belén Gopegui para la mesita de noche, desde que me acuesto hasta las doce. (También he encontrado hueco para escribir una muy breve sinopsis de Corpus, que le prometí a Ana).
Banda Sonora Original del día: Aparte de estar muy atento a la música de Fanny y Alexander (Schubert, Britten…) el escaso resto de la jornada (arreglar la cocina y esas cosas) me ha acompañado el último disco de Ducktails, proyecto personal del guitarrista y cantautor norteamericano Matt Mondanile, titulado Sketches. Pop hipnagógico (h-pop) que se caracteriza por (Wikipedia dixit) evocar el entretenimiento de ciertos estilos pasados (fundamentalmente de la década de 1980), con sonidos analógicos y de aspecto casero (como si fuese grabaciones hechas en casetes). Sketches, en su mayor parte instrumental, es la música perfecta para ambientar escenas de cocktails que solo existen en las películas.