Fuentes de Andalucía ya sorprende a paso ligero pero, cuando curioseas un poco, invita a detenerse en los detalles, a dejar la prisa en el desvío de entrada por la autovía. Es lo que estaba pensando por la mañana cuando la radio suelta el portazo de la inflación: la electricidad, los carburantes y las hortalizas, tres básicos del día a día, riéndose de la ridícula subida de las pensiones y de la igualmente ridícula propuesta de subida de los salarios propuesta por la patronal.
El mantra empresarial ya es conocido: si todo va sobre (sus) ruedas, hay que moderar los salarios para que la economía siga creciendo; si las cosas van mal dadas, hay que moderar los salarios para que la economía crezca. The winner takes it all, esa doctrina camarote que vale para liberales como Esperanza Aguirre y Aznar y para la que ahora llaman liberal progresista en Ciudadanos, vaya, la pólvora de toda la vida, la diferencia entre los Bárbaros de élite y los Bárbaros de toda la vida de Clash Royale.
Hay que ir más a Fuentes de Andalucía, hay que hablar más con el sindicalista Juan Clemente y hay que estar con las 8 trabajadoras del comedor escolar del colegio Pio XII de Bollullos de la Mitación, que hoy (y ayer y lo que venga) han decidido hacer huelga y perder una parte de los 300 euros mensuales que cobran, las que los cobran y cuando les pagan. Nuestra gente de allí las están acompañando y apoyando igual que hacen con Konecta, igual que nuestra gente de Gines, que está donde haga falta. Dicen que el calabacín ha pegado un subidón de narices, que sólo llueve a gusto de Rajoy y que para la subida de las pensiones no debería tenerse en cuenta ni siquiera el IPC, sino el precio de la luz. Y a todo esto…
Al final te das cuenta de que la gran diferencia entre los Trump y los de aquí es la que hay entre decir lo que piensas, esconder lo que piensas, que te pille un micrófono abierto inesperado o que te encuentren un tuit que dejaste olvidado cuando eras igual de bárbaro pero no de élite.