25W de una idea.

Comienzo el año leyendo Teoría general de la basura (cultura, apropiación, complejidad), de Agustín Fernández Mayo, un ensayo de lectura difícil pero no imposible, título clarividente (aclaración proverbial en el entreparéntesis) y un millón de referencias y anécdotas para mentes culturalmente inquietas. Por ejemplo: Tal día como hoy, pero en 1889, Nietzsche desayunaba queso y café en su casa de la calle Carlo Alberto 6, 3º de Turín. Cuando sale a la calle, a menos de doscientos metros, junto a una de las puertas del Palacio de la plaza Carignano, ve a un cochero maltratando a su caballo. Entonces el filósofo poeta interviene: se acerca al animal, lo abraza, rompe a llorar y pronuncia las últimas (y crípticas) palabras de su vida: «Madre, soy tonto». Después volvió a su casa, donde perdió la conciencia y el habla durante diez años, hasta que murió en 1900.

135 años exactos despúes, amanece nublado y sin lluvia, mañana perfecta para manualidades hogareñas, escuchar epés viejos de Sr. Chinarro («Yo era seguidor de La cometa blanca, La cometa blanca…»), ver películas de hace un siglo y entremeter llamadas de trabajo para planificar la agenda de la semana que viene: el martes 9 en Las Cabezas, el jueves 11 en Gelves, el sábado 13 en Villanueva del Río y Minas… y así. Leo que, afortunadamente, 2023 cierra con el menor número de andaluces y andaluzas sin empleo desde que estalló la burbuja inmobiliaria (nostalgia cero de un tiempo en que nuestros informes políticos siempre contaban que teníamos un millón de parados en Andalucía). Nuestra provincia ha terminado el año con 166.535 personas registradas en las oficinas del SAE, casi 12 mil menos que hace un año. También son positivos los datos en nuestro país (en todas las comunidades autónomas, o sea, que la Junta no escriba ningún discurso: la bajada continuada del paro es consecuencia permanente de las políticas que el PP vota en contra en el Congreso de los Diputados y Diputadas).