Aprovechar la primavera

para viajar en transporte público con Pony Bravo y Sr. Chinarro en los auriculares, caminar hasta mis puntos de encuentro y compartir con el cervantino Luis Mateo Díez la pinta de Drácula con chaqué. En Mairena del Aljarafe doy gracias a historiadores como José María García Márquez y activistas como el maestro Juan Morillo, que siempre tiene un rinconcito en su memoria para mantener la rueda girando.

Golpe de estado y Represión en el Aljarafe

Pertenezco a ese ramalazo generacional

que, como Antonio Luque, observamos con cariño las viejas fotos de la primera comunión, pero decidimos que nuestros hijos crecerían moritos. Las mías (mis fotos), una en color de Estudio Alba y otra cutre en blanco y negro rotísimos, con tres amigos del alma, en medio del albero donde se cortaban las avenidas Reyes Católicos y Los Pirralos, entonces Cardenal Cisneros. Gracias a los abuelos comunistas, el asfaltado, las aceras y el agua potable llegaron años más tarde a esos barrios humildes de Dos Hermanas. Hoy sería un troleo peatonal marcarse un selfie en ese mismo cruce.

Me acerco a Isaac Rosa,

al final me atrevo, le cuento que en IU Sevilla tenemos un club de fans (es un decir) con su nombre, otro de Belén Gopegui y un tercero de Sr. Chinarro. «Aquí hay una representación del tuyo, pero nadie se atreve a decírtelo». Me ha sonreído y respondido con aprecio a las tres referencias. Afirmo que me he muerto de vergüenza.

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Les yeux dans le soleil, dans le ciel inversé.

Las ratas meriendan marihuana

en una comisaría de Nueva Orleans y un enjambre de abejas invaden la pista de tenis de Indian Wells el día en que Antonio Luque repasa vida y milagros de sus compañeras y compañeros de comunión. Lo natural y lo sobrenatural se funden en el panel de votación de la ley de amnistía en el Congreso, ahora la distopía de dos meses en el Senado y luego Puigdemont en maletero del coche o en olor de multinacionales (las multitudes no, el tiempo pondrá cada cosa en su lugar) a deshojar la margarita donde ocupar su escaño. En ocasiones se puede deconstruir la sintaxis y el viernes se entiende igual, en el vagón de metro se anuncia Pablo de Olavide cuando llegamos a Prado de San Sebastián.

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Rendez-nous la lumiére, rendez-nous la beauté.

Pues parece ser que

a Feijóo solo le faltó tantear a las taquígrafas del Congreso para ganar la investidura. Mañana burocrática y notas de prensa con la ciudad bloqueada por los tractores, tarde en Écija y La Luisiana con dirigentes comarcales para sincronizar el estado de la situación (el orden del día es más concreto: dependencia, movilidad y transportes, residuos urbanos, 28F…) y adoptar posiciones en determinados asuntos institucionales (mancomunidad, ayuntamientos, etecé). Al salir del pueblo donde nací, me detengo un minuto junto a la Venta El Volante, donde mis padres celebraron mi bautizo hace ya 57 años. Tengo fotos de allí y de aquí, Tempus fugit. Casi 200 kilómetros de ida y vuelta escuchando a Suede, Everything will flow cumple 25 sin dejar de perseguirlo.

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Marco en mi agenda de hitos vitales

el 10 de febrero de 2024 a las 20,00 h. como el primer día que asisto a un concierto de clásica con mi hijo. Él tiene 14 años, yo 57 y la partitura de la obra que escuchamos cumplirá 300 en apenas unos meses. Solo puede existir aquello que está obligado a repetirse. Las Cuatro Estaciones, toda una colección de hits, auténtico pop ma non troppo. Y mi hijo, como su padre: «El que más me ha gustado, el Invierno

Las consecuencias del amor