Egotrip

La doctora de urgencias me recetó Terra-Cortril para la piel en vez de su versión ocular, así que la pomada me irritó la conjuntiva. Añadido a un chalazion, mi ojo derecho es un serio aspirante para la famosa escena de ‘Un perro andaluz‘.

Menos mal que Alfonso Romera (gracias mil, hermano).

En este viaje de madurez, todos mis achaques se concentran en la vista. Hace unos meses bromeé: «Seré un abuelo de cien años y la chaveta perdida, que sonríe gentilmente al paso viandante, nariz calamarda y ojos hipertrofiados de tanto mirarte, pura elegancia de traje negro y pelo largo fade to grey«. Es una aspiración.