Lucky: la sonrisa del galápago

A las ocho de la tarde hay dos personas en la sala de cine. Se ilumina la pantalla y aparece un paisaje desértico, un saguaro enorme y un galápago atravesando por una esquina. Nunca la Alameda de Sevilla había estado tan cerca de la frontera con Arizona; salvo, tal vez, hace 10 años, cuando tocaron Yo La Tengo en el festival Territorios.

El tumulto de la vida interior

"Justo antes de los exámenes de bachillerato, la primavera bullía en París y su madre la dio permiso para ir a estudiar a los Jardines de Luxemburgo. Simone se sentaba al borde del césped, junto a la fuente de Médicis y se sentía libre al fin". Carmen G. de la Cueva, Un paseo por la Vida de Simone de Beauvoir.

Nada como el hogar

Leo con auriculares mientras mi hijo y sus amigos forman un trío gamer -tablet, PC, smartphone- en el salón de casa. Durante los últimos años, la banda sonora de lo cotidiano ha absorbido, de rondón, música de series de dibujos animados, primero, y de  juegos digitales, después. Minecraft se coló en mi lista de Spotify, y de vez en cuando silbo melodías livianas de Roblox (ahora mismo, el top es Bee Swarm Simulator).

Lope de Vega («Fuenteovejuna lo hizo») en Peñaflor

Dice la Wikipedia al respecto de la obra de Lope de Vega Fuenteovejuna, que su filosofía «revela propuestas arraigadas en la tradición del ‘pueblo soberano’, capaz de desafiar todos los poderes institucionales y vencerlos con la fuerza de un arma tan ancestral como pacífica: la solidaridad».

Entre la Fuenteovejuna de Lope y la actual Fuente Obejuna hay 542 años (aunque fue escrita hace algo más de 400 años, está ambientada en tiempos de los Reyes Católicos). Y entre este municipio cordobés y nuestro Peñaflor hay una distancia de 90 kilómetros y, según Google Maps, una hora y tres cuartos en coche.