Informe de Alberto Garzón

En el último Consejo Político Federal de Izquierda Unida, celebrado el pasado 9 de enero, se aprobó el informe que presentó Alberto Garzón con un apoyo del 80 % de los votos (salvo un par de votos en contra, el resto fueron abstenciones), documento de trabajo que servirá como punto de partida hacia la XI Asamblea Federal, a celebrar los días 20, 21 y 22 de mayo, en donde estableceremos las bases de proyección de nuestra organización hacia el futuro.

De este informe, que puedes leer completo aquí, destaco un párrafo concreto: el que responde a las dos preguntas fundamentales: la primera, ¿debe desaparecer Izquierda Unida?; y la segunda, ¿debe Izquierda Unida integrarse, de alguna u otra forma, en otra fuerza política ya existente?

El párrafo es el siguiente:

No obstante, tenemos que estar alerta. En primer lugar, alerta frente a las llamadas al repliegue y a la ceguera política, que son una invitación a la marginalidad política. Ignorar los cambios en nuestra sociedad y la necesidad de repensar el momento político es parte del plan de quienes quieren refugiarse en una suerte de caverna platónica en la que sólo se ven sombras de lo que se fue y en la que ninguna luz muestra futuro. Pero también alerta frente a quienes creen que las promesas del cambio pueden materializarse a través de organizaciones políticas distintas, sean PSOE o Podemos. Ninguno de estas dos organizaciones son, a nuestro juicio, los instrumentos que necesitan las clases populares. Nuestra tarea debería ser fortalecer nuestra organización como instrumento autónomo y radical, que va a la raíz de los problemas, y desde ese espacio colaborar electoralmente con otras fuerzas en la medida en que esos acuerdos puedan ser positivos para la transformación social. Y desde luego nunca desde un ejercicio de subalternidad.

Respondidas las preguntas, los dos retos de la próxima Asamblea Federal serán, por un lado, “fortalecer nuestro proyecto político adaptando nuestra organización a los tiempos que realmente vivimos”, y por otro, “contribuir a construir los espacios de unidad que ya existen, promoviendo su fortalecimiento”, es decir, “la colaboración entre las fuerzas de ruptura. Tanto en lo electoral como en lo no electoral”.

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