Es de esos días

en que todo amanece desordenado: ese camión varado en una calle estrecha, esos asientos salpicados que dificultan la distancia social, el luminoso del vagón del metro indicando «Próxima estación: Plaza de Cuba» al llegar a Pablo de Olavide… y esas agendas que se atropellan. Here comes the Sun en la niebla y Arsenio Escolar: «No sé por qué discutís si los dos tenéis razón en lo que decís del otro».

In your room

In your room

Me arrimo a la manifestación de trabajadores y trabajadoras del SUAP (otro servicio sanitario público en precario), con abejas obreras que usan ambulancias en vez de tractores. Es de esos días en que una pieza no encaja en el tablero y te preguntas si, acaso, esa tara no serás tú.

Cuando salgo del túnel y llego a Olivar de Quintos («Prado de San Sebastián») el cielo empieza a nublar y una mujer (de aspecto amable y peinado imposible) le dice a otra «Parece ser que va a llover». En la radio cuentan que los niños gazatíes no va a clase porque las bombas israelíes caen sobre las escuelas. El siguiente renglón torcido es una crónica de la facha-tez de las energéticas, que critican los impuestos a sus beneficios milmillonarios tras anunciar un reparto de dividendos del 30 por ciento. Dos señoros de Repsol e Iberdrola campeando sin rubor, seguramente ajenos al Día de la Igualdad Salarial, seguramente escandalizados de ayer con la subida del SMI.

Coordinador de Izquierda Unida Sevilla.