Una película y un libro para recordar 2019
Ayer hablé de ‘La gran esfera’ como la colección de canciones que más he escuchado en 2019.
Pues bien: turno para el cine y la literatura.
Agitpop
Ayer hablé de ‘La gran esfera’ como la colección de canciones que más he escuchado en 2019.
Pues bien: turno para el cine y la literatura.
Dicen los algoritmos de Spotify que ‘La gran esfera’ es lo que más he escuchado este año. Con diferencia, sin la más mínima duda: Guille Milkyway (ex trabajador de Nestlé) y mi hijo han conseguido devolverme a los tiempos en que nos aprendíamos de memoria todas las canciones de un disco, a fuerza de rallar los surcos o desgastar las cintas.
Una tertuliana que dice que escuchó: «USA innova, Asia produce y Europa regula». Tal vez mejor: «Europa regular». Andalucía peor: en vez de más docentes y mejores infraestructuras, metemos toros y caza en las aulas, que debe ser el nuevo pragmatismo desde que Susana abrió la puerta al sentido común de los recortes y las privatizaciones.
Sé que Jay-Jay Johanson es mayoritariamente desconocido como cantante, pero para mí, que huyo de cualquier símil del fenómeno fan (en la música, el cine, la literatura… y ya de la política o el fútbol ni hablamos), sus canciones son parte de la (perdón por la cursilería) banda sonora de mis últimos 20 años. Exactamente, desde que Tomás Fernando Flores puso en Siglo XXI los tres primeros temas de ‘Tattoo’, que escuché yendo al trabajo (en Viapol, aquel entonces) recorriendo a todo lo largo, lángidamente, la Avenida Ramón Carande.
Estos días están apareciendo discos nuevos de gente que sigo habitualmente. Por ejemplo, León Benavente ha salido con ‘Vamos a volvernos locos’ y Metronomy con ‘Metronomy Forever‘. Aún no he tenido tiempo de escuchar ninguno de los dos, pero sí ‘Days of the Bagnold Summer’, de Belle And Sebastian, que es en realidad la banda sonora de la película homónima dirigida por Simon Bird (que a su vez es una versión de la novela gráfica de Joff Winterhart sobre la relación entre un adolescente heavy y su madre bibliotecaria).
El número de superricos (más de 30 millones de euros) crece un 74% desde la restitución del impuesto de patrimonio. Y eso que no lo pagan en Madrid.
Con los recortes en servicios sociales y la prórroga del presupuesto de Rajoy, el número de dependientes que esperan una valoración llega a su récord desde 2012: ya son 140.000 personas.