El remitente
En la casa de mi infancia (un piso bajo de vpo en ‘El Espolón’, edificio de 50 viviendas con una sola puerta de salida, en la barriada Juan Sebastián Elcano de Dos Hermanas) había una radio Philips de los años sesenta, donde mis hermanas escuchaban ‘Lucecita‘ y mi padre ‘El tío y el sobrino‘. También había un tocadiscos Cosmo 751, donde me aprendí de memoria el ‘Congratulations’ de Cliff Richard o singles de Pop Tops, James Brown, Los Bravos y hasta de los Smash, que aún conservo. Hace tres lustros, por desgracia, dejó de funcionar un ventilador Taurus, de esos que aún se venden en Wallapop y sitios similares. Y me queda una máquina de escribir Olivetti, que por entonces ocupaba un lugar preeminente en el salón de casa, bien protegida dentro de su maleta, sobre un mueble con ruedas, atril extensible y tapete de ganchillo, uno de los que mi madre manufacturaba en sobremesas y noches de películas de tiros en la televisión.