Dicen que el barcelonés Gunsal (su verdadero nombre de pila) decidió en 2012 dejar el trabajo que le daba de comer y renunciar a su cómoda rutina para lanzarse a lo que él mismo define como “landscape electrónica”.
Las pistas de Amma se llaman igual que algunas ciudades africanas, desde las que muchas jóvenes, queriendo huir de la miseria, acaba llegando a Europa dándose de bruces con una realidad inesperada: la de las mafias de la prostitución.
Un álbum que ambienta la película de Borja V. Conde, basado en el testimonio de varias ex-prostitutas africanas —Amma, que significa «madre» en una de las lenguas de Ghana, es el nombre de una de ellas— que migraron buscando un futuro mejor y acabaron en las calles, los polígonos desiertos y los clubs más sórdidos de Barcelona.