Space Oddity.

Viernes noche en un coloquio sobre Gramsci. Caminando hacia el CICUS me sorprendieron las calles iluminadas, el escaparate de bañistas en San Bernardo, personas bailando «A quién le importa» en la puerta de un bar de copas, mujeres asiáticas barriendo las aceras de los restaurantes para turistas. Pero, sobre todo, me sorprendió llegar a un salón abarrotado de jóvenes y no-tan para escuchar a Daniela, Sarrión y Sierra compartiendo maestrías sobre hegemonía cultural, comparaciones odiosas con Laclau y rompeolas de significantes vacíos.

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Al gimnasio en coche para montar en una bici estática.

79 años de la publicación de 1984, pero desayuno con una cita de Gramsci: «La historia enseña pero no tiene alumnos» y cuánto agradezco la disciplina de nuestra gente a la hora de evitar el ruido y las nueces en el culebrón mediático de Sumar. Hablar demasiado ayuda a tu enemigo, que decía un cartel soviético de la era Stalin (círculo cerrado, Orwell).