El 30 de noviembre, minutos después de hacer esta fotografía, volví a ver la casa donde nací, en La Luisiana, cuarenta y nueve años menos un día atrás. Lo mencionó el compañero Antonio Caro en la asamblea, y fue uno de esos momentos emocionantes que siempre se recuerdan, esos por los que hay días que no pasan desapercibidos en el futuro.
Hoy he estado con gente nuestra de La Puebla de los Infantes a primera hora de la mañana y he cerrado la jornada en una reunión comarcal en Mairena del Aljarafe. Pero antes, a las cuatro de la tarde, en Pilas, he vivido la hora más triste desde que asumí la coordinación provincial, acompañando a familiares, compañeras y compañeros de Silvia. En medio del dolor, también, ha habido otro momento que no olvidaré, cuando el coche fúnebre se ha detenido ante la puerta del ayuntamiento y toda la gente, cientos de personas, ha irrumpido en aplausos. A partir de ahora, cada vez que visite Pilas, recordaré ese reconocimiento de un pueblo a una compañera que no conocí, pero de la que me siento muy orgulloso.