Mensaje de un compañero: «Acabo de tener en brazos al niño de 4 meses hija de la joven asesinada de La Jara, es un cúmulo de sensaciones que ese niño te mire sonriendo tan ajeno a lo que está ocurriendo y cómo va a afectar a su futuro».

Ojalá que cada asesinato machista cale hasta los huesos y nos impida caminar por la conciencia de sociedad fallida.

Ojalá no sucediera como con las estadísticas de accidentes de trabajo, un número y un hastag en las cuentas oficiales, sedimentos que envuelven dramas en nebulosa.

Ojalá no quedara ninguna palabra más que decir, se agotaran los discursos hablados y las frases escritas (estas también) y lo verdaderamente urgente se convirtiera en lo inevitablemente prioritario.