Lo que aprendo con el fĂștbol

Me quedĂ© asombrado cuando mi hijo me explicĂł lo que querĂ­a decir en este ejercicio de clase (bĂĄsicamente: lo que tan bonito expresĂł Fernando Birri sobre la utopĂ­a). Lo he recordado mientras repasaba fotos para liberar mi telĂ©fono de excesos, y justo despuĂ©s he visto en Twitter que se estĂĄ compartiendo mucho un artĂ­culo con frases insĂłlitas del fĂștbol, burlĂĄndose de algunas perlas gramaticales de jugadores ricos y famosos.

https://twitter.com/OctoReplicant/status/1164661555251863552?s=19

Es verdad que son para mondarse. A la chica que lo ha publicado le critican en algĂșn comentario su intencionalidad elitista. No sĂ© si era la intenciĂłn, aunque creo que es un error atribuir al futbolista bruto lo turbio que hay detrĂĄs de ese deporte. Supongo que si todos los peloteros fueran como Menotti o SĂłcrates, el mundo del fĂștbol serĂ­a distinto, pero no por su condiciĂłn de intelectuales, sino por comunistas.

A mĂ­ no me interesa demasiado el fĂștbol, pero he aprendido mucho de Ă©l.

El comunismo existiĂł, sĂ­. Fue durante dos tiempos de 45 minutos, en Wembley, cuando HungrĂ­a le ganĂł 6-3 a Inglaterra. Los ingleses jugaron individualmente y los hĂșngaros en equipo.

Jean-Luc Godard, en ‘Nuestra MĂșsica’

Lo Ășltimo que me emocionĂł fue un discurso de Zamorano, a quien creo haber visto cuando jugaba en el Sevilla (Âżo fue el Madrid? no recuerdo). Lo vi en un vĂ­deo, fue una charla que dio no sĂ© dĂłnde, en 2006, y que transcribĂ­ literalmente en un momento en que yo necesitaba -perdĂłn por la cursilerĂ­a- reconocer mi lugar en el entorno humano donde vivo.

Del Real Madrid yo me fui a jugar al Inter. TerminĂ© ese año en el Real Madrid de figura, era prĂĄcticamente una figura importante dentro del fĂștbol europeo. Y me voy a jugar al fĂștbol italiano, al Inter de MilĂĄn, uno de los clubes mĂĄs famosos de Europa. Llego como figura y entonces pienso “El 9 lo tengo para mĂ­, lo tengo guardado”.

El Inter compra a Ronaldo. Entonces pensĂ©: “Extraordinario, juego con el mejor futbolista del mundo a mi lado, es un agrado”. Pero lo primero que perdĂ­ fue el nĂșmero 9. AsĂ­ que ya empecĂ© perdiendo algo. Y poco a poco fui haciendo amistad con Ronaldo, pero resulta que al poco tiempo tambiĂ©n llega otro goleador fabuloso, italiano, el Toro Vieri. AsĂ­ que imagĂ­nense. Mi puesto estaba asegurado, pero en el banquillo. ÂżQuĂ© tengo que hacer yo para poder jugar antes que estos dos monumentos, que esta dupla espectacular, de quienes todos los medios europeos hablaban?

Y descubrí
 descubrĂ­ algo. DescubrĂ­ que tanto Ronaldo como Vieri, ninguno de los dos se sacrificaba por el otro. Yo sabĂ­a desde chiquito que los equipos no se hacen sĂłlo con estrellas, faltaba alguien de sacrificio, alguien que echara una mano al compañero, alguien que corriera mĂĄs que los demĂĄs, alguien que no solamente hiciera goles, sino que fuera el primer defensa. En el caso de ustedes creo que se llama “inteligencia de mercado”. Hay que estudiar a la competencia, analizar sus debilidades y fortalezas. Y buscar por dĂłnde entrar, Âżno? Este objetivo estaba cerca, era convencer al entrenador. Y lo convencĂ­. CorrĂ­a mĂĄs, me sacrificaba mĂĄs, y como ninguno de los dos se sacrificaba por el otro, yo me sacrificaba por el equipo. Y al final, en los 5 años que juguĂ© en Italia, tanto Ronaldo como Vieri tuvieron que alternar conmigo. Eso forma parte de un liderazgo que sin lugar a dudas lo fui ganando en la cancha, simplemente poniendo el pecho al servicio de los demĂĄs.