Leyendo: ‘El pueblo. Auge y declive de la clase obrera (1910-2010)’ (I)

Selina Todd considera el periodo entre 1910 y 2010 como «el siglo de la clase obrera» británica, y situa la etapa «durante y después de la Segunda Guerra Mundial» como los años en que «la clase obrera se convirtió en «el pueblo», cuyos intereses erán sinónimos de los de la propia Gran Bretaña».

A partir de estas dos afirmaciones, la autora nos abre las puertas de la historia de su país utilizando como hilo conductor la vida de personas que «nunca se hicieron ricas o famosas» -salvo una excepción-, construyendo así un relato de «la mayoría de la sociedad británica» que no es «romántico o triunfalista» porque no es necesario «que la gente de clase obrera sean héroes revolucionarios o buenos vecinos para demostrar que la desigualdad es errónea y perjudicial».

Sin embargo, Selina Todd sí ha escrito una obra esperanzadora.  Decía Terry Eagleton en ‘Esperanza sin optimismo’ -refiriéndose a la idea del «aún no consumado futuro en el pasado» de Ernts Bloch- que «es el pasado lo que nos confiere los recursos de la esperanza, no sólo la posibilidad especulativa de un futuro algo más gratificante». Es lo que esta profesora de Oxford plantea al cierre de la Introducción del libro:

«Una mayoría de británicos continúan identificándose hoy como clase obrera. En medio de una gran recesión, la mayor parte de la gente, independientemente de si se identifica como clase obrera o no, es agudamente consciente de que la economía importa: quién tiene el poder económico, y qué hace con él, marca una gran diferencia en la calidad de todas nuestras vidas. Como veremos, muchos cuestionan la idea de que los intereses individuales sean la medida suprema, que cualquiera puede prosperar con trabajo duro y esfuerzo, y que esta sociedad es la mejor posible. Aquellos que ganaron guerras, que lograron una educación superando todos los obstáculos, que lucharon por mejores derechos laborales y que trabajaron duramente para proporcionar a sus hijos el mejor comienzo posible, sólo para verles después en las colas del paro; todos ellos subrayan que la vida no siempre ha sido así, y que puede cambiar una vez más».