Me llevo de ti un puñadito de recuerdos, anécdotas y conversaciones, no muchas, pero imborrables. Me quedo con tus libros, tus ideas y tu compromiso. Sobre todo, guardo tu ejemplo, lo imprescindible, lo que vive y permanece. Corazón tan rojo. Hasta siempre, camarada.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *