Escuchando: Wuhan, latidos, impresiones, barrios antiguos y la implosión del capitalismo.

Collage Musical 16.01.2022

Mis primeras bandas sonoras del año, las músicas que me han acompañado en lo cotidiano, las que he escuchado en casa, en el coche, en mis auriculares dentro del metro, son de los últimos tiempos (publicadas en 2020, 2021 y ¡2022!) y vienen de China, Japón, New Jersey, Gran Bretaña… y Asturias.

Hualun, Wuhan, Wuhan (2021). Supe de la existencia de Wuhan dos meses antes de que se conociera como epicentro del Covid-19. Fue en noviembre de 2019, cuando elegí An elephant sitting still como mi película favorita del año e indagué sobre los autores de su banda sonora, el grupo Hualun, que es de esa ciudad china. Mi música nocturna de estos días (leyendo, en la ducha) resulta ser otra banda sonora de Hualun, está vez para el documental Wuhan, Wuhan. Como casi todo lo que viene de allí, es difícil encontrar información, aparte de una ficha de IMDB y un tímido trailer, pero he dado con una crítica interesante de la película en Hollywood Reporter.

Las estampas sonoras de Hualun no sé si encajan con el documental para el que fueron creadas (porque no lo he visto), pero a mí, desde luego, me retrotraen, con una mezcla de emoción y fascinación, a aquellas semanas de confinamiento: el silencio absoluto en la plaza del Arenal, vista desde mi ventana; las horas ante el ordenador, la tablet o el cuaderno; el pato atravesando el parque mientras llevo las bolsas de basura al contenedor; los momentos deberes on line de mi hijo; las colas en la tiendecita de abajo… Todos aquellos espacios temporales, todas aquellas incertidumbres, incluso la percepción/ilusión de que algo bueno iba a salir de ahí, aún tan cercanos, vuelven y me hacen pararme a pensar en ellos al escuchar la música de Wuhan, Wuhan.

Lost Horizons, In quiet moments (2020). Los músicos británicos Simon Raymonde (Cocteau Twins) y Richie Thomas (The Jesus & Mary Chain) tienen más o menos mi edad y hacen canciones maravillosas (una cosa y la otra no tienen relación). Aquí un ejemplo.

Nacho Vegas, Mundos inmóviles derrumbándose (2022). El cantautor asturiano vuelve a imponer su estilo de los últimos discos: canciones de amor imposibles, dedicatorias a héroes de barrio y agitpro marxista-trostkista. En esta ocasión, las canciones son más cortas de lo acostumbrado, pero en todo lo demás se puede considerar que estamos ante lo mismo de siempre: lo que nos gusta de Nacho Vegas.

Himno de la implosión del capitalismo

Ducktails, Sketches (2021). Ducktails (adaptación de la serie de dibujos animados Duck tales, o sea, Patoaventuras) es un proyecto personal del guitarrista y cantautor norteamericano Matt Mondanile. Sketches es un ejemplo bastante acertado del denominado pop hipnagógico (h-pop) que se caracteriza por (Wikipedia dixit) evocar el entretenimiento de ciertos estilos pasados (fundamentalmente de la década de 1980), con sonidos analógicos y de aspecto casero (como si fuese grabaciones hechas en casetes). Sketches, en su mayor parte instrumental, es la música perfecta para ambientar esas escenas de cocktails que solo existen en las películas.

I tried everything I could
But couldn’t catch your eyes enough.

Soichi Terada, Asakusa Light (2022). Primer nuevo álbum de música house del japonés en 25 años, grabado con el mismo equipo analógico que cuando creaba atmósferas sonoras para videojuegos de la Play Station o temas para la cantante pop Nami Shimada. Asakusa Light es algo así como la música que yo intentaría hacer con un ordenador si me hubiera criado allí, jaja…

Las luces del Sexto Distrito.