Que he debido sumar unos kilos en estos meses de encierro lo confirma una vecina de mi suegra: «Veo a Manolo muy repuesto». Más arte no puede tener la expresión. Hoy he desayunado con un maravilloso y sugerente artículo de Paula Velasco en LaU, ‘La cultura de los invisibles’, tan lleno de matices como de sugerencias para un debate sobre la posibilidad que nos ofrece la nueva normalidad «de ir más allá de lo evidente y empezar a cuestionarnos elementos que, imbuidos en el ritmo vertiginoso de la vieja normalidad, eran incuestionables».
Reconozco que me pierden las lecturas sobre cultura (en sentido gramsciano) y comunicación. Por eso me gusta tanto la revista digital que dirige Alberto Garzón y sigo cada mes lo que escribe el amigo Paco Sierra en Mundo Obrero, además de sus textos en otras obras y conferencias, que puntualmente refiere en su blog y en la web del grupo de investigación Compolítica.
Este día después del día histórico también ha venido con algunos entuertos deshechos desde el punto de vista democrático y de reconquista de derechos perdidos, lo cual demuestra que, a veces, rebobinar también es construir. En primer lugar, el Congreso ha aprobado la retirada de condecoraciones a funcionarios y autoridades franquistas con conductas incompatibles con los valores democráticos y los Derechos Humanos; en segundo, el pleno de la misma cámara baja ha acordado la tramitación del Proyecto de Ley por el que se deroga el despido objetivo por faltas de asistencia al trabajo. Se acaba así el despido por enfermar, una injusticia más del ramillete de retrocesos laborales que impusieron los gobiernos de Rajoy.
Mi señora se trajo de la biblioteca municipal dos libros: ‘Petronille’, de Amélie Nothomb, y ‘Cosas que los nietos deberían saber», de Mark Oliver Everett. Este último es el que está leyendo. yo sabía de él porque su autor es el cabeza visible de Eels, cuya discografía forma parte de mis escuchas habituales de música norteamericana, que no es poco decir porque de allí suena poca música en casa. Lo suyo sería que yo también estuviera leyendo el otro libro a la par y que luego hubiera intercambio, pero no sé si llegaré a tiempo, porque el teletrabajo es una ventaja de doble filo que devora lo suyo.
Esta tarde, por ejemplo, nos hemos convocado en videoconferencia con nuestra gente de los doce municipios con suministro de Emasesa, dos horas que me han cundido como una jornada completa, por lo que ha supuesto de aprendizaje y de apertura de líneas de trabajo futuras en algo tan fundamental como el derecho humano al agua.