Como siempre sin tarjeta

De nuevo, charla sobre el TTIP con mi compañero Sebastián Mendoza, esta vez en San José de la Rinconada y con Trump emborronando los discursos de las cancillerías, que últimamente no ganarán para típex y Ctrl+Z.

La capacidad del capitalismo salvaje para metabolizar los imprevistos es tan eficaz como la de las bolsas para recoger dividendos de cualquier shock repentino. Si a este lado del río tuviéramos esa misma capacidad… pero no, al final el fascista del flequillo dorado ha venido a cambiar el pantone del paisaje otoñal, qué tiempos aquellos en que cada 9 de noviembre lo recordábamos como el día del ramito de violetas.

Siempre hacia adelante

Camino de Konecta, en Bollullos, Radio 3 me regala una canción de León Benavente y pienso en lo inevitable: la vida, el tiempo, siempre avanza, y en tu mano está dejar que el futuro sea una simple repetición del presente. O no.

Dice Eagleton en Esperanza sin optimismo que «tenemos necesidad de la virtud porque estamos rodeados de villanos».

Jarrones chinos

Dicen que dijo una vez Felipe González: «Somos como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños; no se retiran del mobiliario, porque se supone que son valiosos, pero están todo el rato estorbando». Se refería a los ex presidentes de gobierno, aquello del «síndrome de la Moncloa».