Ante un peligro inminente, las soluciones deben ser inmediatas.

La mala praxis y la dejadez políticas de la Junta se dan la mano en la calle Almería del municipio sevillano de Fuentes de Andalucía, donde la Consejería de Educación lleva más de dos años escurriendo el bulto en un serio problema para las viviendas colindantes con el instituto Alarifes Ruiz Florindo.

Se trata de un corrimiento progresivo de tierras bajo el suelo de las casas de autoconstrucción, debido a que no existe muro de contención entre el instituto y las viviendas, que están a cotas de 5 metros de desnivel. De hecho, el límite del centro educativo son las paredes traseras de las viviendas y una valla metálica, por lo que el peligro de derrumbe no solo afecta a las familias propietarias de las casas, sino también al instituto, cuya pista ondulada de deportes está inutilizada por el mismo movimiento del subsuelo.

El problema de todo esto es que cuando surgieron las primeras grietas y deformaciones del suelo, hace más de dos años, la Junta se limitó a constatar los hechos. Ahora la solución tiene que ser drástica y urgente, porque una de las familias propietarias de una de las casas de la calle Almería ha tenido que desalojar su vivienda por miedo a que se le caiga encima.

Dos años de informes, estudios técnicos y peticiones del ayuntamiento a la Consejería, que se ha limitado a ofrecer pequeñas reparaciones paliativas (que tampoco han realizado) y a rebobinar respecto de la inspección inicial, donde sí se constató el origen, los daños causados y previsibles, y las soluciones (el muro de contención que evite más corrimiento de las arcillas expansivas del subsuelo).

Este viernes hemos echado la mañana María Izquierdo, Nina Gordillo y un servidor, junto a nuestra parlamentaria de Por Andalucía, Esperanza Gómez, el alcalde de Fuentes de Andalucía, Francisco Martínez, y el técnico municipal visitando las zonas afectadas del instituto, del colegio que está al lado y, también, dos de las viviendas más dañadas y con más riesgo de que acontezca una calamidad. En una de ellas, el nivel laser situado en el suelo mostraba una inclinación de más de 20 centímetros entre una punta y la otra de la casa. Un verdadero drama para esas familias, que trasladaremos al Parlamento con la esperanza de que aún estemos a tiempo de solucionarlo… antes de que ocurra una desgracia.