Escribo esto de vuelta de Madrid, en autobús fletado por Izquierda Unida Dos Hermanas, después de haber participado en una multitudinaria manifestación contra las violencias machistas, que no sabría calcular en cuanto a número porque, mirase adonde mirase, era imposible ver el final (o el principio).
Muestras de poderío social como este vivido hoy en Madrid animan bastante, te recargan las baterías, te ayudan a mantener firme la conciencia. A pesar del cansancio y las horas que aún quedan de viaje, ha merecido la pena ganar esta jornada y haberlo hecho en tan buena compañía.