Días de fiesta para acabar la década, escuchando mucho a Bach (su música es lo más parecido a Dios), jugando con mi hijo al badminton y leyendo en varias direcciones. Una de ellas me recuerda que cuando alguien dice que Jesucristo fue «el primer comunista», se está refiriendo al Cristo del Sermón de la Montaña. Lo dijo Hobsbawm (gracias, Manuel Tamajón), trasladándome al Proudhon de «la propiedad es robo», versión fresa salvaje del «nadie se hace rico de manera honrada» que suele defender Anguita y que, después de centenar y medio de páginas de ‘Franquismo, S. A.» soy capaz de firmar a hierro.
Mis regalos: una lupa, una agenda y tres días sin tarifa de datos en el móvil. Recojo carrillada en el Jaula para la cena de fin de año, saludo a César y a Pepa mientras espero. Esta nochevieja es especial por muchas razones; una de ellas es que nos acompañan Lothar y Sigrid.
Feliz, muy feliz, 2020.